Los múltiples significados de la palabra pensamiento (un término que la Real Academia Española asocia, entre otros, a la facultad, efecto y acción de pensar, al conjunto de ideas propias de una persona o comunidad y a la planta herbácea perteneciente a la familia de las violáceas) dan origen a una clasificación amplia del vocablo.
Existe, por ejemplo, el llamado pensamiento deductivo (que abarca de lo general a lo particular y promueve el razonamiento a partir de una o varias premisas), pero también un tipo de pensamiento señalado como inductivo (aquel que va de lo particular a lo general) y otro que se define como analítico y consiste en la segmentación del todo en partes que pueden ser individualizadas y/o categorizadas.
El pensamiento creativo, por su parte, se caracteriza por estar aplicado a la creación o transformación de algo, mientras que el pensamiento sistémico refiere a un análisis complejo de diversos elementos que se vinculan entre sí y, por lo tanto, deben ser entendidos de manera conjunta.
Otro tipo de pensamiento que se puede mencionar es el crítico (el cual posee una raíz analítica y otra evaluativa que invita a razonar y juzgar cuestiones de la vida cotidiana), así como también aparecen el pensamiento interrogativo (inclinación hacia las preguntas para averiguar datos que a uno le interesan) y el social (basado en el estudio de elementos del ámbito social y que conduce no sólo al planteo de interrogantes y a la elaboración de críticas sino también a la búsqueda de soluciones).
De profundizarse en el concepto, surgen muchos otros tipos de pensamientos, entre los cuales se pueden destacar al lateral, al denominado pensamiento de grupo, al mágico, al racional y al pensamiento único.