Un nivel, una categoría o una jerarquía pueden ser definidos como rangos. Como se trata de una palabra con un significado de gran alcance que también se aprovecha en Estadística para hacer referencia a la amplitud que puede tener un fenómeno si se tienen en cuenta los límites posibles, en esta oportunidad haremos foco en el vocablo para describir sus múltiples aplicaciones.

Este término que deriva de una noción francesa, como sabrán muchos de ustedes, está presente en el vocabulario cotidiano incluso porque ha sido usado tiempo atrás para bautizar a un filme de animación dirigido por Gore Verbinski.

Cuando se lo cita, se puede querer aludir a un rango militar; al rango jerárquico que alguien tiene en una empresa o institución; a un rango informativo pero también a otras cuestiones vinculadas a cálculos o mediciones. Al respecto, no se pueden dejar de mencionar a los rangos de una función matemática, al rango estadístico (basado en la diferencia que se puede apreciar entre valores máximos y mínimos), a los rangos de una matriz (determinando eso se puede establecer, por ejemplo, cuántas soluciones tiene una ecuación lineal) ni al rango dinámico (margen que se emplea como parámetro al hacer referencia al nivel de un sonido).

Otras clases de rangos que diversifican el alcance del vocablo: rango terapéutico (expresión propia del ámbito de la Farmacología que da idea de qué dosis de medicamentos conviene recetar teniendo en cuenta el grado mínimo de eficacia y el máximo nivel que se puede tolerar) e imágenes de alto rango dinámico (expresión que, por lo general, entienden quienes procesan fotografías, conocen las técnicas de imágenes digitales o trabajan con gráficos mediante equipos informáticos).

El concepto de rasgo puede asociarse a la acción de rasgar (“Yo rasgo la guitarra”) o definirse como un detalle, particularidad o expresión distintiva ya sea aplicado al rostro de un ser humano o a su modo de escribir.

En la vida cotidiana podemos hacer mención, por lo tanto, a diversas clases de rasgos que apuntan a resaltar una característica exclusiva de alguien o algo. Ejemplos: “El bebé tiene rasgos parecidos a su mamá”, “Los especialistas estudian los rasgos genéticos de la drogadicción”, “Reconstruyen con ayuda de la tecnología los rasgos faciales de un antiguo rey”, “Esa mascota tiene rasgos de persona”, “La caligrafía puede reflejar rasgos de la personalidad”, “El espectáculo, aunque apela al sentido del humor, tiene rasgos dramáticos”.

De querer identificar de manera específica cada tipo de rasgo, entonces se podrá apelar a las categorías que se crearon para enmarcar a todas esas particularidades según su origen, su campo de influencia y su alcance.

Hay, por nombrar a uno de los más extendidos, rasgos fonéticos, pero también existen los rasgos fonéticos y los rasgos lingüísticos (conjunto que contempla, por citar una referencia, al seseo).

Resulta interesante recordar también que, en español, es frecuente emplear la expresión “a grandes rasgos” cuando se busca aludir a una cuestión sobre la cual no se brindan detalles ni información puntual. Por ejemplo: “Puede decirse, a grandes rasgos, que se trata de una situación dramática”, “El testimonio, a grandes rasgos, aportó datos valiosos para la investigación”, “El intendente explicó, a grandes rasgos, en qué consistirían las obras”.

Exponerse al sol sin protección contra los rayos y entrar en contacto con el fuego o una sustancia caliente son dos acciones que pueden causar quemaduras de diverso grado en cualquier parte de nuestro cuerpo.

De ser causadas por superficies heladas, líquidos con temperaturas extremas, fuego o fuentes de calor intenso, se las define como quemaduras de carácter térmico, mientras que las lesiones provocadas a partir del contacto con explosivos, compuestos corrosivos, fluidos tóxicos o sustancias inflamables se consideran quemaduras de tipo químico. De recibir cualquier organismo una descarga eléctrica o quedar perjudicado por un cortocircuito, entonces se hablará de quemaduras eléctricas.

Cada quemadura, a fin de ser tratada para evitar infecciones y garantizar su curación, requiere una examinación previa para poder determinar sus causas y la magnitud alcanzada por la herida. En este marco, las quemaduras suelen ser enmarcadas en función de su gravedad como de primer grado, segundo o tercero.

Las de primer grado son las más leves, las cuales se caracterizan por afectar sólo la parte externa del epitelio y, por lo general, sólo provocan un enrojecimiento de la zona (que puede, o no, inflamarse), piel en escamas y algo de dolor.

Las de segundo grado, por su parte, son algo más profundas y comienzan a provocar ampollas y edemas. Como las primeras, también desencadenan inflamaciones y enrojecimientos intensos.

Ya más preocupantes son las de tercer grado, que penetran todas las capas de la piel y desencadenan un cuadro clínico que requiere atención urgente ante la destrucción de terminaciones nerviosas. A raíz de estas quemaduras se pierden porciones de piel, aparecen manchas de tonalidad clara (que pueden tornarse oscuras con el paso de las horas), suelen surgir edemas, se puede detectar necrosis y la víctima tiene grandes chances de contraer una infección.

Cuando algo es veloz, se produce de manera acelerada o tiene la particularidad de ser rápido, se dice que posee rapidez. Ejemplos: “Me asombra la rapidez de este chico para resolver ecuaciones”, “Por suerte solucionaron mi problema con gran rapidez”, “El profesor nos encargó un trabajo centrado en la rapidez del guepardo”, “El joven sorprendió al público con su destreza física y su rapidez corporal”, “Comparó la velocidad de la luz con la rapidez del sonido”.

Para determinar la rapidez de un proceso, un fenómeno o una acción es necesario considerar tanto la distancia cubierta como el tiempo que se ha necesitado para completar el desafío. Puede hablarse entonces de rapidez media, rapidez constante y de rapidez instantánea así como de rapidez de reacción (velocidad para reaccionar frente a un estímulo, que a su vez puede subdividirse en una rapidez simple o en una compleja) y de rapidez de traslación (para llegar a un lugar invirtiendo la menor cantidad de tiempo posible), por citar múltiples clases de rapidez que puede experimentar un cuerpo.

Claro que, sin necesidad de adquirir conocimientos técnicos o ser especialista en cuestiones físicas, se puede hablar de diferentes tipos de rapidez teniendo en cuenta los elementos o regiones del cuerpo involucradas. Al respecto, podemos mencionar la rapidez corporal (la cual permite ganar carreras, tener velocidad de reacción para evitar golpes o anticiparse a un estímulo, demostrar agilidad física, etc.) y la rapidez mental (aquella que nos permite realizar cálculos de manera inmediata, sacar conclusiones en un breve lapso de tiempo, etc.).

Una misma palabra puede tener significados totalmente distintos, por eso es importante contextualizar los mensajes y tener los conocimientos necesarios para poder elegir las palabras adecuadas para cada situación.

Al hablar de ratones, por citar un caso concreto, alguien puede estar haciendo referencia a roedores que viven tanto en áreas campestres como en entornos urbanos y generan problemas no sólo por contagiar enfermedades sino también por provocar daños en las viviendas, mientras que otro puede estar haciendo mención a un elemento informático que complementa al teclado de las computadoras. Sabiendo estos significados, por lo tanto, es sencillo diferenciar a simple vista a los ratones domésticos de los ratones de campo y de los ratones espigueros, y a todos ellos juntos del dispositivo que permite acceder a la información almacenada en un ordenador o dar las órdenes para navegar por Internet, entre otras posibilidades.

Asimismo, resulta importante recordar que existen otros usos del término que diversifican el sentido de esta noción, tal como ocurre frente al “Ratón Pérez” (criatura ficticia que, según la leyenda popular, retira los dientes que se le caen a los niños y los recompensa con algo de dinero), al Ratón Mickey y a la “Isla Ratón” (nombre por el que se conoce a la capital de Autana, un municipio venezolano).

Los ratones de laboratorio (utilizados para llevar a cabo experimentos científicos); las galaxias pertenecientes a la constelación Coma Berenices que se conocen como Los Ratones y el grupo musical argentino enmarcado en el género del rock que se bautizó como “Los Ratones Paranoicos” son otros ejemplos del aprovechamiento práctico del concepto de ratón.

Se conoce como Química a una ciencia que se encarga de analizar las propiedades, los cambios y la estructura de la materia teniendo como base a su conformación atómica.

Como se trata de una disciplina que abarca a numerosas cuestiones, quienes trabajan en ella suelen focalizarse en alguna de las ramas en que se subdivide la Química. Así, entonces, es posible especializarse en Química Inorgánica (limitada al estudio de cuerpos simples y de todo compuesto que carezca de moléculas con carbono), Química Orgánica (trabaja con cuerpos en los cuales existan cadenas de carbono) o en Bioquímica (hace foco en cómo reaccionan los seres vivos a ciertas sustancias de carácter químico).

De buscar más alternativas que amplíen el alcance de este concepto, entonces adquirirán relevancia la Química Física (fusiona principios físicos y procedimientos químicos), la Química Analítica (que, a su vez, se segmenta en cualitativa y en cuantitativa) y la Química Industrial (cuyo objetivo es aprovechar la química para producir productos y elementos de la manera más económica y amigable con el medioambiente posible).

De profundizar aún más en las categorías específicas que se encuadran en esta ciencia, se podrá descubrir las particularidades de la electroquímica (se encarga de estudiar las reacciones transformadoras de las energías químicas y eléctricas), la astroquímica (resultante al fusionar la química con la astrofísica), la química teórica, la química macromolecular, la química organometálica, la química nuclear, la química computacional, la fotoquímica (examina las interacciones entre radiaciones electromagnéticas, pequeñas moléculas y átomos), la petroquímica y la magnetoquímica, entre muchos otros subcampos de perfil interdisciplinario.

El concepto de ranura procede de rainure, un vocablo de origen francés. Esta palabra, de acuerdo a la definición avalada por la Real Academia Española (RAE), puede ser utilizada como sinónimo de hendidura o para describir a un canal alargado y estrecho que se realiza sobre un elemento con el propósito de ensamblar piezas.

Si bien hay numerosas clases de ranuras logradas a partir de un trabajo de carpintería, también existen ranuras relacionadas a los equipos informáticos. En las placas madre de una computadora, por ejemplo, pueden apreciarse ranuras de expansión, las cuales brindan la posibilidad de conectar tarjetas que permitan el funcionamiento simultáneo de un número extra de periféricos.

Dentro del conjunto de ranuras de expansión, dicen los expertos, es posible hallar las variedades AMR (destinadas a los módem o dispositivos de audio), CNR (reservadas para los dispositivos relacionados a la comunicación, como lo pueden ser las tarjetas de red o los módem, aunque en la actualidad no suelen estar incluidas en la placa madre) y ACR (creadas con la capacidad de reemplazar determinados usos de las ranuras de tipo PCI). Asimismo, hay ranuras de retardo (propias del lenguaje ensamblador, donde se suelen reordenar las instrucciones de manera automática a fin de cubrir las eventuales carencias de ciertos compiladores), por citar otras a modo de referencia.

Al investigar las aplicaciones de esta noción y buscar ejemplos de objetos que exhiban alguna clase de ranura, no podemos dejar de hacer mención a los neumáticos y a las ranuras con apariencia de cruz que se observan en los tornillos, por describir diferentes casos.

Con origen en el vocablo francés rampe, el concepto de rampa puede referir tanto a una superficie que presenta una terminación en bajada y a una planicie de cierta inclinación que puede aprovecharse para subir o bien bajar a través de ella, como así también a una construcción que puede destinarse a prácticas deportivas o bien facilitar el desplazamiento de ciertos individuos por la vía pública que, por múltiples razones, no pueden hacer uso de escaleras.

Las rampas diseñadas con fines deportivos, por ejemplo, permiten aprender, ejercitar y sumar experiencia en materia de snowboard, skateboard, patín o ciclismo acrobático, entre otras disciplinas. Estas bases, que presentan diferentes alturas, formas y niveles de dificultad, resultan ideales para ensayar maniobras, preparar saltos y establecer una rutina de saltos y giros en vistas a un show o concurso.

Cabe resaltar también que, a nivel general, pueden encontrarse rampas planas y otras de carácter helicoidal.

Las rampas que no tienen profundidad y tienen un mecanismo simple que no exige la inclinación acentuada de elementos o cuerpos, pueden destinarse a transportes públicos como el colectivo u ómnibus con el propósito de garantizar el acceso de personas que sufran discapacidades motrices. Por la importancia de esta clase de construcción y el fin social que poseen, es posible encontrar rampas tanto en espacios públicos como privados (hoy en día, es posible hallar rampas en edificios, teatros, plazas, veredas, cines, shoppings, etc.).

Hay, además de las mencionadas líneas arriba, rampas que se reservan para el traslado rápido de equipaje y otras de mayor magnitud que se destinan al depósito y retiro de embarcaciones.

En líneas generales puede decirse que el término ‘receptor’ describe a algo o a alguien que recibe una determinada cosa. Un motor se define como receptor, por ejemplo, cuando le llega a él la energía procedente de un generador localizado a cierta distancia, así como cualquier otro dispositivo puede reconocerse como receptor si es destinatario de señales telefónicas, eléctricas, electromagnéticas o de cualquier otro tipo.

En el marco de una comunicación, asimismo, el receptor es quien escucha, ve o lee el contenido del mensaje enviado por un emisor. Quienes juegan al béisbol o son aficionados y conocen las reglas de este deporte, por otra parte, saben que en esta actividad hay un puesto de receptor: quien lo ocupa, se encarga de indicarle al lanzador qué clase de lanzamiento conviene realizar y se ubica detrás de quien batea con el fin de capturar la pelota.

Ahora que ya hemos repasado varias de las aplicaciones de esta noción, estamos en condiciones de enumerar de forma concreta diferentes expresiones que amplían el alcance de esta palabra. De este modo, podremos aprender a diferenciar a un receptor de órganos (quien recibe un trasplante de tejidos u órganos cedidos por otro ser que recibe la denominación de donante) de un receptor sensorial (terminación nerviosa que se localiza en ciertas partes del organismo para capturar los estímulos y provocar sensaciones e impulsos nerviosos que nos permitan disfrutar los sentidos), o descubrir la existencia de receptores intracelulares, receptores colinérgicos, receptores de electrones, receptores farmacológicos, receptores audiovisuales y receptores opioides, entre muchos otros.

Una cosa se describe como recta (o bien, su versión en masculino) cuando no exhibe ninguna inclinación ni presenta ángulos o espacios curvos. Esta palabra, además, tiene relevancia en ámbitos muy distintos entre sí como sucede con la geometría (por la clase de ángulos rectos), la zoología (en este caso, se emplea en masculino para identificar a la zona del intestino más cercana al ano) y el rubro textil (ya que, en indumentaria, se suele hablar de mangas rectas, pantalones rectos, etc.).

En el lenguaje cotidiano, se puede hablar de línea recta (“El coche se traslada en línea recta, en dirección al oeste”) y de recta final (“Los competidores ya están en la recta final”), por citar algunos ejemplos concretos, pero cuando los conocimientos se vuelven más específicos y el vocabulario, más concreto, aparecen expresiones exclusivas que requieren ciertos aprendizajes previos para ser comprendidas y empleadas de manera correcta.

Existe, por ejemplo, un gráfico compuesto por una línea y números del conjunto de los enteros que se denomina recta numérica, así como también es posible identificar a las rectas tangentes (las cuales tocan en un punto a una línea curva), a las rectas paralelas (jamás se cruzan y resultan equidistantes entre sí) y a las rectas secantes (aquellas que cortan en un par de puntos a una circunferencia). Los especialistas en cuestiones vinculadas a la Economía, por su parte, hablan de recta de balance, mientras que los expertos en Topología suelen hacer referencia a la recta de Aleksándrov, por citar otros casos.