La cobertura rocosa que conforma la parte exterior de la corteza sólida del globo terrestre, señalan los expertos en Geología, se define como litósfera.
Las distintas capas de esta envoltura dan origen a múltiples categorías e interpretaciones, las cuales se diferencian entre sí por las particularidades estructurales, los límites y los espesores. Cabe destacar además que la litósfera se divide en placas litosféricas o tectónicas en cuyos márgenes se centralizan fenómenos geológicos de carácter endógeno.
Cuando se hace alusión a la litósfera térmica, por señalar un caso puntual, se pone el foco de atención en la porción del manto en la cual la conducción de calor prevalece sobre la convección, una realidad opuesta a la registrada en el sector más bajo de la litósfera.
En relación a la llamada litósfera sísmica, en tanto, es interesante señalar que, en la base de la litósfera, se evidencia una disminución de la velocidad con que se propagan las ondas sísmicas secundarias (ondas S) y una marcada atenuación de las ondas primarias (ondas P). Hay en ella un espesor equivalente al de la ya citada litósfera térmica. La litósfera elástica o flexural, por otra parte, se destaca por ser la capa que experimenta movimiento con las placas tectónicas.
Tampoco se puede dejar de tener presente que, en función de cómo sea la corteza y dónde se encuentre, es posible distinguir entre litósfera oceánica (conforma el fondo del océano y tiene espesor variable de acuerdo a los tramos) y litósfera continental (compone a los continentes y se forma con un manto residual y corteza continental).