Los expertos en Biología definen como lisosomas a los orgánulos celulares compuestos por una vesícula de carácter membranosa repleta de enzimas que intervienen en la digestión intracelular. Están presentes, según los especialistas que las analizan, en las células animales.
Al buscar información sobre ellos, descubrimos la existencia de dos categorías principales, las cuales vamos a describir a continuación para ayudarlos a ampliar sus conocimientos del modo más sencillo posible y a resolver eventuales dudas que surjan al respecto.
Los lisosomas primarios, por indicar una de las posibilidades, derivan del sistema de endomembranas y nacen como vesículas brotadas del aparato de Golgi, sin llegar a tener intervención en la digestión celular por no haber hallado aún, en su corto tiempo de vida, elementos para completar el procedimiento.
Los lisosomas secundarios, en tanto, son más avanzados y complejos: poseen elementos para degradarse y, en este marco, se destacan como escenario del proceso de digestión de moléculas orgánicas. Este conjunto es más grande y heterogéneo en comparación al de los lisosomas primarios.
También hay que tener presente que, en función de la vesícula fusionada con el lisosoma primario, es posible distinguir entre fagolisosomas (nacidos de la unión de un lisosoma primario con una vesícula surgida de la fagocitosis) y autofagolisosomas (creados por un lisosoma primario fusionado con una vesícula autofagosoma o autofágica).
Otro dato interesante a tener en cuenta está vinculado a los residuos que quedan tras completarse la digestión. Cuando estos restos quedan en el lisosoma, surgen los telolisosomas, también conocidos como cuerpos residuales.