A la hora de amueblar y ambientar un living-comedor o, por ejemplo, un espacio destinado al relax o a la lectura, no pueden faltar las sillas ni los sillones.

La elección de cada pieza dependerá de las posibilidades económicas de quien desee conseguir estos elementos para sentarse con comodidad pero también del estilo que se le quiera dar al lugar donde se los ubicará. Las medidas del lugar, por supuesto, también influyen en el proceso de búsqueda y adquisición ya que no todos los sillones se adaptan a cualquier espacio ni tienen la misma estructura. Así, entonces, habrá que hallar una propuesta que combine diseño, precio y funcionalidad para ver satisfechas nuestras expectativas.

Las opciones, a juzgar por la oferta internacional, incluyen desde sillones mecedores (estilo hamaca), sillones señoriales, sillones esquineros, sillones con o sin ruedas, sillones temáticos y sillones largos (especie de sofá conocido como ‘chaise longue’ o ‘lounge chair’) hasta sillones de uno y de varios cuerpos, todos fáciles de conseguir tanto en versión lisa como estampada.

El cuero, el algarrobo y el mimbre son los materiales más comunes para fabricar sillones, aunque resulta interesante tener presente que estas piezas también pueden lograrse a partir de un proceso artesanal de reaprovechamiento de materiales que permita reciclar objetos y obtener sillones originales y amigables con el medio ambiente.

De buscar productos específicos, se podrán analizar marcas y modelos de sillones masajeadores, de sillones ejecutivos para entornos laborales, de sillones con formatos originales (se han inventado, por ejemplo, los sillones con forma de mano y de automóvil), de sillones inflables, de sillones infantiles y de sillones odontológicos, por mencionar otras alternativas.

Las estructuras que organizan y jerarquizan acciones así como también contemplan pasos propios de un procedimiento de carácter industrial se definen como sistemas de producción.

Estos esquemas, tal como se desprende de la práctica, se aplican a la producción tanto de bienes como de servicios. Como no siempre se utiliza la misma metodología y los recursos varían, los sistemas de producción pueden clasificarse de diferentes maneras de acuerdo a las particularidades que posean y a los rasgos distintivos que se prioricen a la hora de analizarlos.

Cuando un sistema de producción existe concretamente en el plano material, por citar una posibilidad, se habla de un sistema físico, mientras que si sólo responde a una planificación o a una estructura de tono conceptual, se lo define como sistema abstracto.

Asimismo, si el esquema surge a raíz de elementos o factores propios de la naturaleza, se lo cataloga como un sistema de producción natural. Por otra parte, de haber intervención humana en el desarrollo del proceso industrial adquiere relevancia el concepto de sistema de producción elaborado.

Más allá de los mencionados líneas arriba, existen otras modalidades en materia de sistemas de producción, tales como los sistemas técnicos (aquellos que hacen uso de recursos tecnológicos), los sistemas sociales (en los cuales se valora el rol y las necesidades de la sociedad), los sistemas abiertos (difíciles de predecir a nivel de funcionamiento), los sistemas cerrados (controlados con anticipación y con manejos preestablecidos), los sistemas por proceso, los sistemas por órdenes, los sistemas intermitentes y los sistemas modulares, por agregar más clasificaciones a modo de referencia.

Para escribir con coherencia y leer textos de manera correcta y lógica, son imprescindibles los signos de puntuación. Estas herramientas lingüísticas de carácter gráfico garantizan la delimitación de una frase, nos ayudan a relacionar ideas y a marcar una jerarquía que permita que las oraciones tengan sentido y puedan ser leídas con fluidez.

Si bien no hay una reglamentación estricta, es necesario saber cuáles son los signos de puntuación y aprender a valerse de ellos en la vida cotidiana para mejorar la capacidad de redacción y escribir, por lo tanto, cada vez mejor.

Como sabrán muchos de ustedes, el punto es uno de los signos más empleados. Detrás de él aparecen la coma, los dos puntos y el punto y coma. Todos estos símbolos gráficos integran el conjunto de los llamados signos de puntuación simples.

Cabe resaltar que en español, a diferencia de otras lenguas, existen signos de apertura y de cierre. Se trata de signos dobles, de acuerdo a la teoría, que marcan tanto el inicio como el término de una oración. Pertenecen a este conjunto los signos de exclamación (¡!) y los signos de interrogación (¿?). También son dobles los signos de paréntesis () y las comillas (“”), que sirven para manifestar sorpresas o dudas en el caso del paréntesis y para incluir citas en el caso de las comillas. Estos símbolos, indican los expertos en ortografía, pueden aparecer tanto al comienzo y fin de la oración como así también en el medio de una frase, según la intención de quien desarrolle el texto en cuestión.

Frente al concepto de siamés, uno puede llevar a cabo distintas interpretaciones, por eso es importante tener presente sus múltiples acepciones y reconocer cada contexto para saber de qué clase de siamés se habla en cada ocasión.

En primer lugar, hay que decir que se puede describir como siameses a las personas oriundas de Siam (tal como, en otros tiempos, se conocía a Tailandia). Asimismo, es posible definir como siameses (o siamesas, si se trata de exponentes del género femenino) a aquellos hermanos que nacieron con sus cuerpos unidos. De variar la perspectiva, entrará en juego la noción de gato siamés, tal como se denomina a una raza originaria de Asia, cuyos exponentes son mascotas de pelo corto y ojos azules/celestes.

En el caso de analizar cómo son los casos de criaturas que comparten alguna parte de su estructura corporal con otro ser, entonces surgen categorías que brindan mayor claridad al respecto. En líneas generales, se puede hablar de siameses unidos por el tórax, por la cabeza o por la cintura, pero a nivel profesional se los suele catalogar como siameses simétricos (que, a su vez, se describen como esternópagos, pigópagos, isquiópagos o craneópagos de acuerdo a qué órganos o partes compartan) o bien como siameses asimétricos (casos en los cuales uno de los individuos es de menor tamaño, frecuentemente presenta malformaciones y funciona como una suerte de parásito respecto a otro que, casi siempre, está completamente formado).

Cuando se presentan estos cuadros, los profesionales deben estudiar y resolver si existen posibilidades de separar a los siameses o de realizar una intervención quirúrgica para garantizar la vida de uno de ellos, si el diagnóstico indica que ambos no tienen posibilidades de sobrevivir pero que sí podría tener chances de una vida normal aquel que se encuentre formado en su totalidad.

Se define como sexualidad a la colección de rasgos fisiológicos y particularidades anatómicas propias de cada género que se reconoce entre los seres vivos. Esta palabra, indica el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se desprende del concepto de sexual, razón por la cual se puede aprovechar también para hacer alusión al deseo de disfrutar íntimamente de manera carnal más allá de los fines reproductivos, es decir, por puro placer.

Al hacer foco en la sexualidad del ser humano, adquieren relevancia las orientaciones que un individuo puede tener en ese aspecto. Si bien se suele considerar a nivel mundial que la mayoría de la gente es heterosexual (es decir, que siente atracción por personas del sexo opuesto), no se puede dejar de reconocer (y de respetar) la existencia de la homosexualidad, una orientación basada en el interés (sentimental, sexual, afectivo, etc.) por exponentes del mismo género. Asimismo, hay quienes se declaran bisexuales, una inclinación que se manifiesta por el deseo y la atracción por sujetos de ambos sexos. Al profundizar en los alcances de la sexualidad, al mismo tiempo, se pueden señalar prácticas y actividades “polémicas” y hasta juzgadas por la opinión pública (como el sadomasoquismo, por incluir un ejemplo) que, si bien corresponden a la intimidad de cada individuo, son materia de debate.

Por otra parte, si se pone atención en cómo se reproducen los ejemplares del reino vegetal, se podrá saber más acerca de la sexualidad vegetal. De este modo, conoceremos los rasgos distintivos de las flores hermafroditas y de las flores unisexuales, así como los detalles de las plantas monoicas, ginoicas, androicas, ginomonoicas, subandroicas y polígamas, por mencionar algunas variedades a modo de referencia.

El diccionario de la Real Academia Española (RAE) no acepta en nuestro idioma el término smog pero sí lo admite con una ‘e’ inicial. Es decir, en castellano lo correcto es citar este término derivado de una construcción inglesa que fusiona ‘smoke’ (humo) y ‘fog’ (niebla) como esmog. De todos modos, si uno rastrea artículos periodísticos o menciones en diferentes plataformas de comunicación advertirá que se utiliza tanto smog como esmog.

De acuerdo a la teoría, el esmog aparece en ámbitos urbanos en forma de niebla, aunque su composición incluye partículas en suspensión, múltiples sustancias contaminantes y humo.

Este fenómeno de alcance mundial (puede advertirse, por ejemplo, en Londres, Ciudad de México, Buenos Aires y Santiago de Chile), en base a su origen y las características que evidencie, puede encuadrarse en dos categorías: una que lo define como industrial y otra que lo presenta como fotoquímico.

El smog industrial, también conocido como smog gris, tiene la particularidad de surgir por actividades que generan emisiones de azufre y hollín, sustancias que contaminan el aire y atentan contra la salud de los seres vivos que entran en contacto con él. Según indican los expertos que estudian esta clase de problemas, la combustión de carbón es la causa principal del smog industrial.

El smog fotoquímico, por su parte, se genera por el ozono derivado de ciertas reacciones de raíz fotoquímica que surgen en entornos urbanos con clima cálido, escaso movimiento de masa de aire, un tráfico intenso y con centrales eléctricas en funcionamiento. Esta modalidad se evidencia con una nube de tonalidad plomiza u oscura que suele provocar irritación ocular y problemas respiratorios, entre otros inconvenientes.

Después de haber hecho una referencia general sobre las clases existentes de servidores, llega el momento en Tipos.com.mx de retomar la temática desde una perspectiva más puntual. Tal como el título de este artículo lo adelanta, en esta ocasión la propuesta es brindar información relacionada a los servidores web para que ustedes puedan recordar o aprender qué son y cómo son estas herramientas informáticas.

De acuerdo a los expertos, se trata de programas que aguardan peticiones por parte de los internautas, aunque resulta importante tener presente que no todos los servidores web son iguales.

El denominado servidor web local, por ejemplo, es aquel que está instalado en el sistema de una red local, mientras que si profundizamos en la variedad existente en materia de servidores web descubriremos al Apache, un servidor de protocolo HTTP que comenzó a desarrollarse en 1995 y se destaca como un servidor web de código abierto. Este último, indican los especialistas, es uno de los servidores web más empleados a nivel mundial debido a su propuesta de instalaciones simples dirigidas a sitios pequeños.

Otro dato interesante a la hora de analizar las variedades de servidores web tiene que ver con la eficacia de ciertos programas para responder de manera adecuada a varias conexiones o actividades de los usuarios, como ocurre con los chats que permiten charlas grupales o el correo eléctronico, servicio desde el cual más de un internauta puede enviar un mensaje a más de un destinatario al tiempo que se recibe otro mensaje. A estos servidores web, indican los profesionales que los diseñan y/o hacen uso de ellos, se los define como servidores web concurrentes.

Se define como sinapsis (palabra de origen griego que se traduce al español como enlace o unión) a la comunicación funcional entre los extremos de las células nerviosas. Estos contactos, dicen los expertos, permiten que se transmitan los impulsos de carácter nervioso, los cuales comienzan a partir de una descarga químico-eléctrica desencadenada en la membrana de la célula presináptica. En este marco se impulsa el surgimiento de una sustancia que se aloja en el espacio sináptico que separa a la neurona transmisora de la neurona postsináptica.

De analizar en profundidad este fenómeno, es posible advertir la existencia de dos modalidades de sinapsis, que varían según cómo se transmita el impulso nervioso.

Una posibilidad es que la sinapsis sea eléctrica, una variante que se caracteriza por su rapidez, por poder transmitir los potenciales de acción de modo bidireccional y por permitir en los citoplasmas el intercambio de iones y diversas sustancias químicas de manera continua sin que intervenga un factor químico.

La sinapsis química, por su parte, es la más común. Ésta surge entre células distanciadas por una hendidura sináptica y se caracteriza por ofrecer una comunicación de tipo unidireccional.

Cabe resaltar que, lejos de estas cuestiones celulares, la idea de sinapsis suele aprovecharse también desde una perspectiva sociológica. Al respecto, resulta interesante mencionar que la expresión “sinapsis social” alude a la conexión o lazo que nace entre dos o más individuos (se conozcan entre sí, o no) frente a una situación límite o un escenario adverso que obligue a unificar fuerzas y trabajar en conjunto. Esta sinapsis comunitaria, dicen aquellos que conocen la profundidad de este concepto, se extiende incluso a casos de vínculos donde interviene gente que no sólo no se conoce con los demás sino que tampoco mantiene un contacto ni cercanía física con el resto de los actores en la causa.

Se califica como sinónimo (palabra que se origina en un término latino que, a su vez, deriva de una expresión griega) a todo vocablo que posee un significado similar al de otro y que, por lo tanto, puede reemplazarlo en el marco de una oración o frase. “Casa”, por citar un ejemplo, es sinónimo de “hogar” y de “vivienda”, así como “cónyuge” puede funcionar como sinónimo de “esposo” (o “esposa”) o de “marido” (o “mujer”).

Más allá de explicar con una definición y algunos casos puntuales en qué consiste la idea de sinónimo, hoy les ofreceremos en Tipos.com.mx información sobre las múltiples modalidades que se pueden reconocer frente a casos de sinonimias (es decir, de vínculos entre dos o más palabras que funcionan como sinónimos).

De acuerdo a los expertos en estas cuestiones, es posible distinguir a la sinonimia de carácter conceptual (aquella que involucra a, al menos, un par de vocablos que aluden a un mismo referente y poseen un significado idéntico), a la sinonimia contextual (cuando los sinónimos funcionan en contextos puntuales “Es una noticia fuerte” – impactante – / “Tenés que ser fuerte para soportar esta realidad” – valiente – / “Bajá la música, que el sonido está fuerte” – elevado –) y a la sinonimia referencial (casos de alusión a un mismo referente pero con significado distinto, como ocurre al hablar de ‘martillo’ y ‘herramienta’, por ejemplo).

Una última categoría permite identificar a la sinonimia de connotación, la cual tiene la particularidad de agrupar términos que dependen de una valoración subjetiva de quien los emplea. Por ejemplo: “Tamara es una fiera cuando se trata de defender a sus hijos” (guerrera).

Se conoce como silicona (palabra originada en el término inglés silicone) a un polímero que, desde el punto de vista químico, resulta inerte, incoloro e inodoro. Este producto, según la teoría, sirve para fabricar prótesis valvulares y mamarias, moldes y utensilios de cocina, lubricantes, cremas humectantes y cápsulas para medicamentos, ente otros elementos fáciles de reconocer por el común de la gente.

Así como tiene múltiples usos, este material también posee diversas presentaciones. Se puede trabajar, por ejemplo, con silicona en aerosol, con silicona líquida para realizar artesanías o con silicona en gel para elaborar almohadones o elementos similares, conseguir selladores de silicona neutra para unir vidrios especiales o adquirir siliconas industriales destinadas al cuidado de un automóvil, por citar algunas alternativas.

Al profundizar en los alcances y aplicaciones de este producto no sólo se descubre cómo y dónde se aprovecha la silicona sino también las polémicas que surgen en torno a ciertos usos de este polímero logrado en base al silicio. Hay quienes, por ejemplo, se oponen a la utilización de silicona en el cabello (aunque también hay sectores que defienden y hasta recomiendan la práctica) y personas que, en su afán de querer mejorar su figura, son capaces de inyectarse de manera casera silicona líquida en distintas partes de su cuerpo (como los labios y los glúteos), un procedimiento que las puede llevar a la muerte. Asimismo, hay consumidores de productos de maquillaje a base de silicona, por brindar otras referencias sobre las cuales han surgido voces de rechazo ante los efectos colaterales de este material.