La naturaleza es, a grandes rasgos, la esencia y la propiedad distintiva de cada ser (“Esta joven es de naturaleza exótica”, “Rubén es egoísta por naturaleza”), aunque el concepto también se utiliza para nombrar al conjunto, orden y disposición de todo aquello que forma al universo y para hacer referencia, desde la perspectiva de la teología, al estado natural del hombre.
De profundizar más al respecto, también se puede descubrir al término utilizado como sinónimo de instinto, propensión o inclinación de las cosas así como de especie, género y clase o, dicho de otro modo, como un vocablo de sentido similar al que posee la expresión “medio ambiente”.
Como se puede advertir, son múltiples las aplicaciones de este vocablo y numerosas las ideas que se desprenden de él. Cabe destacar además que, en base a sus significados, es posible reconocer distintas expresiones que le otorgan a la noción diversidad y amplían sus alcances.
Existen, por ejemplo, la naturaleza humana (idea que hace referencia al conjunto de todos los hombres: “La esencia de los perros es más pura y noble que la naturaleza humana”) y la naturaleza muerta (noción utilizada en las artes que gira en torno a la representación de animales sin vida o de objetos inanimados), así como también la naturaleza salvaje (expresión relacionada alas áreas vírgenes, es decir, no influidas por el accionar humano).
Lejos de estos tipos de naturaleza pero valiéndose del mismo concepto aparecen los denominados secreto de naturaleza, carta de naturaleza, pecado contra naturaleza y prioridad de naturaleza.