Desde hace tiempo existe en el campo de la Medicina una técnica conocida como tomografía que permite analizar imágenes del cuerpo por secciones. Este método, que requiere el uso de una máquina conocida como tomógrafo, también resulta de utilidad para el trabajo de biólogos y arqueólogos, entre otros expertos.
Hoy en día, las tomografías se llevan a cabo a partir de resonancias magnéticas, ultrasonidos y rayos X pero no siempre se realizaron de la misma manera. Está claro que los avances científicos y tecnológicos contribuyeron a mejorar el desarrollo de este estudio.
Al consultar bibliografía especializada y prestar atención a la clase de tomografía que se solicita en cada ocasión, uno advierte la existencia de un gran número de posibilidades al respecto. A fin de orientarlos y ofrecerles datos de interés sobre el tema sin necesidad de apelar a términos confusos o expresiones algo difíciles de comprender para el lector común, a continuación repasaremos distintas clases de tomografías.
Frente a ciertas realidades, por ejemplo, se hace uso de las tomografías sísmicas, mientras que en otras situaciones entra en juego la tomografía crioelectrónica. Asimismo, se puede solicitar una tomografía de prueba atómica o bien una tomografía de resistencia eléctrica.
La tomografía axial computarizada, la tomografía por inducción magnética, la tomografía neutrónica, la tomografía de coherencia óptica, la tomografía por transmisión de ultrasonido, la tomografía fotoacústica, la tomografía computada de emisión de fotones únicos, las tomografías por emisión de positrones y las tomografías cuánticas son otras alternativas que diversifican a esta compleja técnica.