El amor es un sentimiento intenso relacionado al afecto y al apego que el hombre experimenta hacia otros seres a lo largo de toda su vida. De acuerdo a las características del objeto amado, a las motivaciones que uno tenga para amar y al desarrollo de esta manifestación, es posible describir distintas clases de amor.
A diferencia de, por ejemplo, el amor que surge en el seno de una familia donde el sentimiento une a distintas generaciones de personas que comparten lazos sanguíneos o pertenecen al mismo clan, el amor romántico constituye un sentimiento estable que nuclea a dos personas que desean unirse en matrimonio o establecer una relación sentimental duradera donde las emociones sean más poderosas que el placer físico.
En cambio, el amor platónico supone un modelo imaginario o ideal que no es correspondido y, por lo tanto, queda sin concretar. Asimismo, el amor confluente es un modelo que difiere del ya citado amor romántico porque no apunta a encontrar a “la media naranja” ni se basa en la idea del amor eterno sino que contempla una asociación voluntaria en materia afectiva y carnal entre dos seres en la cual no existe una duración predeterminada y hay igualdad de género en cuanto al poder y a las emociones de los involucrados.
Cabe destacar, por otra parte, que en el siglo XI surgió en la Provenza francesa una filosofía bautizada como amor cortés que describía una forma noble y caballeresca del amor. Ese sentimiento era por lo general secreto y surgía entre los integrantes de la nobleza.