Se conoce como mandala (palabra que también suele escribirse con tilde sobre la primera ‘a’) al dibujo de gran complejidad y por lo general de diseño circular que, interpretado desde el budismo y el hinduismo, logra representar las fuerzas capaces de regular el universo. Estas ilustraciones a menudo complementan el trabajo de meditación y mucha gente de distintas edades las pinta como ejercicio de relajación, para activar el cuerpo y el cerebro durante el proceso creativo y armonizar la mente al contemplar cada mandala.
La diversidad al respecto es muy amplia, razón por la cual cada persona puede encontrar o crear el mandala que más se adapte a sus necesidades o preferencias. Hay mandalas en blanco y negro para poder colorearlos según el criterio propio, así como también mandalas ya terminados para decorar con ellos distintos objetos y espacios.
Asimismo, no solamente se consiguen mandalas pintados: también hay mandalas tejidos, mandalas impresos sobre diferentes superficies y hasta mandalas en la piel gracias a la técnica del tatuaje.
La complejidad del diseño y su contenido, por otra parte, da lugar a mandalas más simples que otros y a categorías vinculadas a la edad a la cual apuntan: hay mandalas infantiles y mandalas de aspecto juvenil, por ejemplo, para cautivar a niños y adolescentes. Otro dato interesante a tener en cuenta: aunque la mayoría de los mandalas son circulares, es posible hallar además mandalas triangulares, mandalas en forma de cruz o de estrella, mandalas hexagonales, mandalas rectangulares y mandalas cuadrados, entre muchas otras variedades.