El concepto de tilde se utiliza en numerosas ocasiones para hacer referencia a distintas clases de marcas o señales. En un listado de tareas, por ejemplo, se puede marcar con tilde (haciendo una especie de “V”) aquello que ya se ha hecho. En el marco de la Ortografía, en cambio, las alternativas son más complejas y exigen saber escribir bien para no cometer errores.
De hacer foco en las carácterísticas de las tildes ortográficas, lo primero que uno notará es que estos signos varían en función del idioma. En términos escritos en francés o portugués, por mencionar una posibilidad, es usual encontrar tildes circunflejas, mientras que en vocablos propios del español sólo se admiten las tildes agudas sobre una vocal.
Es posible, además, encontrar palabras con tildes diacríticas (es decir, acentuadas de manera gráfica, como sucede con el pronombre tú, la idea de más y el sustantivo té, entendido como infusión), admitidas en asturiano, catalán, gallego y español, entre otras lenguas. La letra “ñ”, por su parte, requiere una tilde especial o virgulilla.
De profundizar nuestros conocimientos al respecto, al consultar bibliografía especializada descubriremos que a la lista de las opciones mencionadas líneas arriba hay que añadir las alternativas de tildes disolventes (que dan cuenta del hiato), tildes enfáticas (aquellas que permiten darle fuerza a una expresión y se destinan a adverbios o pronombres interrogativos o de admiración) y de tildes diagráficas (marca que aparece en la conjunción ‘o’ al citarla para mencionar cantidades o cifras, por ejemplo), entre otras que diversifican a esta herramienta de escritura.