Tipos de signos vitales


Para poder evaluar el estado fisiológico de los órganos esenciales de un ser humano, los profesionales de la salud se guían por la medición de variables que conforman al conjunto de los signos vitales.

Los signos vitales principales, también conocidos como primarios, son cuatro: la temperatura del cuerpo, la frecuencia cardíaca o pulso, la tensión arterial y la frecuencia respiratoria. Los signos vitales adicionales a considerar, en tanto, engloban al dolor experimentado por el paciente, a la reacción de las pupilas frente a la luz y al color de la piel, entre otras cuestiones a tener en cuenta. Si al evaluar cada variable, los resultados se adaptan a los criterios aceptados según el peso, la edad y el sexo de la persona, se hace alusión a signos vitales normales, es decir, el sujeto goza de buena salud.

Alguien con signos vitales débiles (prácticamente imperceptibles), en cambio, requiere asistencia médica inmediata para poder tener chances de recuperación. La ausencia de signos vitales, en tanto, no debe desalentar a quien intenta reanimar a un ser vivo porque, por describir una posibilidad, puede tratarse de un caso de catalepsia: si el análisis exhaustivo del paciente y los intentos de reanimación no generan respuesta, entonces se declara la muerte.

Cuando los registros dan cuenta de signos vitales anormales es fundamental, en primer lugar, tratar de compensar a la persona y, en base a la historia clínica y con estudios complementarios, arribar a un diagnóstico que permita estipular un tratamiento a fin de mantener al individuo bajo parámetros normales.