Todo padre (y madre) tiene la obligación de enviar a sus hijos a la escuela. No importa si poseen una buena o mala situación económica familiar: existen instituciones educativas para todos los presupuestos ya que el objetivo es formar, instruir, capacitar y socializar a los niños desde edad temprana.

En primer lugar, es necesario señalar que a nivel mundial funcionan escuelas públicas (gestionadas por el Estado de cada nación en las cuales los alumnos no deben pagar por asistir) y escuelas privadas (administradas por inversores privados que establecen una cuota como requisito para asistir, con las únicas excepciones de los alumnos beneficiados con alguna beca).

Se describe como escuela normal, en tanto, al establecimiento educativo donde se forman alumnos que, al completar la etapa, se gradúan como maestros de primera enseñanza. La escuela preparatoria, por su parte, constituye el ciclo de estudios de segunda enseñanza que antecede a la formación universitaria.

Cuando se habla de buque escuela, en cambio, se alude a la embarcación de la Marina de guerra donde los guardias marinas perfeccionan su etapa de instrucción, así como la llamada granja escuela se caracteriza por ser un espacio desde el cual se enseña con acciones prácticas el cuidado de plantas y animales.

Tampoco hay que dejar de tener en cuenta a las escuelas rurales que abren sus aulas gracias al compromiso, dedicación y esfuerzo de maestros rurales y familias campesinas que aprenden en sitios alejados de las ciudades, muchas veces padeciendo múltiples carencias y sorteando fuertes obstáculos para cumplir los objetivos educativos. También es muy noble la labor de los docentes que dictan clases en escuelas especiales a las cuales asisten niños y jóvenes con capacidades diferentes o necesidades pedagógicas específicas.