Para que toda la sociedad pueda estar al tanto de los avances de la ciencia y acceder al conocimiento científico, es fundamental trabajar sobre la divulgación científica. De esta manera, se difunden logros y descubrimientos, se dan a conocer teorías y se promueve, de manera didáctica y atractiva, el interés general sobre trabajos relacionados a múltiples disciplinas científicas.
La divulgación científica, como se deduce de la práctica, puede llevarse a cabo mediante diferentes vías y formatos. Hay quienes optan por publicar libros especializados en una temática en particular o redactan artículos para revistas basadas en el universo científico, otros expertos que intervienen en proyectos audiovisuales (como ocurre con los documentales) y especialistas que dan a conocer información por medio de sitios en Internet. En ocasiones, además, es posible aprovechar espacios radiales para contribuir a la divulgación científica.
Tener en cuenta la edad de quien recibirá los datos difundidos también es clave para desarrollar un material interesante y accesible. La divulgación científica orientada a niños, por ejemplo, debe contemplar un lenguaje lo más sencillo posible e ideas claras, mientras que para los jóvenes los contenidos pueden tener una complejidad mayor. Lo mismo ocurre cuando los destinatarios son adultos: aún cuando no sean expertos en ciencia, es posible profundizar un poco la información y apelar a un vocabulario más amplio y detallado.
Por último, no se puede dejar de mencionar que las temáticas también son criterios que invitan a segmentar a la divulgación científica en distintos grupos de acuerdo a los temas abordados. Hay divulgaciones científicas centradas en el reino animal, otras que hacen foco en la ciencia criminológica, algunas que ofrecen datos sobre misterios del universo y la vida en éste y otros planetas, etc.