A la gran mayoría de la gente, después de un almuerzo o una cena, le gusta deleitarse con un postre. A la hora de elegir, por cuestiones de salud hay quienes optan por preparaciones que tienen pocas calorías o ingredientes determinados, pero otros se dejan sorprender por toda clase de recetas dulces.
Los postres pueden incluir, según el plato seleccionado, menta, mermelada, merengue, nueces, frutas, helado o chocolate, entre muchos otros productos.
A veces, tal como sucede en numerosos eventos multitudinarios, los postres son comprados, mientras que en el día a día tenemos la posibilidad de sorprender al paladar con postres caseros.
La temperatura en el cual consumimos cada uno de ellos, en tanto, nos permite comprobar la existencia de postres fríos (aquellos que requieren conservarse en el refrigerador o congelador para no perder su textura ni sabor), postres tibios y postres calientes (ideales para invierno).
El modo de consumirlos, por otra parte, da cuenta de la variedad existente en materia de postres sólidos (que pueden llevarse a la boca con la mano y disfrutarse de un solo bocado o cortarse en trozos pequeños con cuchillo y tenedor) y postres de consistencia líquida (para los cuales se requiere el uso de una cuchara).
Los postres con y sin azúcar, los postres saludables, los postres típicos de cada región o país, los postres con y sin cocción, los postres veganos y los postres con y sin alcohol son parte de las categorías que confirman que cada persona, en función de sus posibilidades y preferencias, puede encontrar la preparación perfecta para culminar una comida de la mejor manera.