Limón, además de ser un término que identifica a una fruta de sabor ácido que se obtiene del limonero y que sirve como base o acompañamiento de numerosas comidas y bebidas (pollo al limón, galletas de limón, pescados y mariscos condimentados con limón, etc), es una palabra que se asocia a un color amarillento que va del tono verdoso o a un amarillo claro y a lugares pertenecientes a diferentes países (hay en España una localidad llamada Limones, una provincia costarricense bautizada como Limón y un poblado mexicano denominado El Limón, por ejemplo).
De hacer foco en las variedades de frutas, entonces podemos diferenciar al limón ceutí (una alternativa muy aromática), al limón criollo (conocido habitualmente como lima persa, en el cual predomina el color verde y no suele haber semillas), al limón dulce mediterráneo (propio de Asia pero extendido por el mundo, valorado por sus aceites esenciales), al limón común (el más tradicional, un cítrico aprovechado para preparaciones culinarias y para tratamientos estéticos) y al limón paraguayo (una combinación de limón común y mandarina).
El limón aspen, nativo de bosques lluviosos de Australia, es otra fruta que demuestra la diversidad que existe dentro de la familia de los limones. En este caso, se trata de un ingrediente de postres, salsas y bebidas que sorprende con un sabor peculiar que recuerda a la mezcla de uva y lima. Distinto es el caso del llamado limón negro, ya que se trata de limas secas que se hierven en agua con sal y se transforman en un ingrediente típico de la cocina persa.