Por lo general, el concepto de cóctel se vincula inmediatamente a un trago o bebida lograda a partir de la combinación de múltiples ingredientes, así como también identifica a las reuniones o eventos donde se ofrecen estas preparaciones. Sin embargo, hay que saber que no siempre un cóctel es un refresco con graduación alcohólica sino una mezcla de sustancias o productos.
El cóctel molotov, por ejemplo, es un explosivo de elaboración casera que suele armarse a partir de una botella a la cual se le añade una mecha y otros componentes para generar la explosión, mientras que el cóctel de mariscos es una opción gastronómica a base de mariscos, salsa y otros ingredientes. El cóctel de frutos secos, por su parte, es una mezcla que abarca productos combinados para tostar, cocinar o añadir a un plato como almendras, avellanas, nueces, pasas y pistacho, por indicar algunos a modo orientativo.
La oferta en materia de bebidas, en tanto, incluye alternativas como los cócteles de invierno (logrados a partir de uno o más licores de elevada graduación alcohólica y café, chocolate, nueces, etc), los cócteles refrescantes (con zumos frutales, livianos), los cócteles aperitivos (generalmente incluyen cítricos, no resultan tan dulces como otros), los cócteles de media tarde (para disfrutar entre comidas), los cócteles con poder reconstituyente o nutritivo (como aquellos que incluyen alimentos, tal el caso del Bloody Mary a base de salsa de tomate) y los cócteles digestivos (para favorecer la digestión, pueden incluir helado, crema de leche, salsas, jarabes, granadina, etc), por describir a los más comunes.