La teoría indica que un tragaluz es una abertura en paredes o techos, por lo general con orientación hacia adentro, que permite que entre la luz solar al ambiente embelleciendo al lugar de modo natural y sumando detalles ornamentales como consecuencia del diseño del ventanal.

A lo largo de la historia, este tipo de ventana ha sido aprovechada en edificios públicos, establecimientos educativos, palacios, consultorios médicos y bibliotecas, por ejemplo.

Para hogares particulares, una opción relativamente económica y fácil de instalar es el tragaluz tubular, una alternativa ideal para favorecer la iluminación de baños y pasillos, por señalar dos posibilidades comunes.

De buscar más propuestas que demuestren la diversidad existente en relación a estos huecos que se hacen para minimizar la oscuridad de un sitio, ganan relevancia los tragaluces artificiales que imitan con gran realismo la luz natural y los tragaluces industriales.

Cabe destacar que, más allá del lugar donde se los instale y las dimensiones que posean, hay tragaluces más económicos que otros en función del material con el cual se los fabrique. En este contexto, es importante saber que hay tragaluces de aluminio, de hierro y cristal, de madera, de metal, de vidrio… Ante la gran variedad disponible, al momento de querer hacer un tragaluz es importante asesorarse sobre las ventajas y posibilidades de cada diseño, comparar precios, evaluar todas las opciones que se planteen y, una vez reunida la información y con el objetivo bien claro, sí establecer qué tipo de tragaluz resulta más conveniente en cuestión tanto financiera como edilicia.