¿Qué tienen en común el sol, una linterna y una bombilla conectada a la energía eléctrica? Si utilizan la lógica, analizan las utilidades de cada elemento mencionado y aprovechan su ingenio podrán resolver el interrogante pero, por las dudas, les diremos desde este espacio la respuesta: Todos ellos pueden iluminar, ya sea de modo natural o artificial, pero en todos los casos dan luz.
Como estamos tan acostumbrados a utilizar la luz no solemos reparar en sus características ni invertimos tiempo en averiguar cuántas clases de luces existen en el planeta. Hoy, de todos modos, resaltaremos algunas para ayudarlos a ampliar sus conocimientos. Después de todo, el saber no ocupa lugar y uno se vuelve más sabio cuando incorpora datos interesantes…
Dentro de este amplio y maravilloso grupo basado en un recurso indispensable en la vida cotidiana como lo es la luz (aquella que entra por la ventana durante los días soleados y la que ilumina un ambiente cuando se enciende una lámpara) hay múltiples categorías que dan una idea específica sobre el origen y las características de la luz mencionada.
Así, entonces, se habla de luz artificial cuando se describe a la que surge como consecuencia de una conexión eléctrica o se hace posible a través del gas; de luz primera para hacer referencia a aquella que ingresa directamente desde el exterior del hogar y de luz negra si se trata de la opción ultravioleta que sólo se detecta al chocar contra objetos fluorescentes. La luz propia del sol, por su parte, está considerada como natural.
Además de las mencionadas, hay luz eléctrica, luces cenitales, luces brillantes, luces cenicientas y luces secundarias. Asimismo, el concepto se utiliza en la vida cotidiana como parte de expresiones populares, tal como se advierte en torno a “luz verde” (empleada para describir la falta de obstáculos a la hora de llevar a cabo un proyecto o actividad) y “luz mala” (según las creencias de las personas supersticiosas, es aquella que rodea a los muertos que no han sido sepultados).