El acto y consecuencia de repartir (distribuir, compartir) se conoce como reparto (“Ahora les reparto los souvenirs”, “¿En cuántas porciones reparto la torta?”, “Si me sobran golosinas, las reparto entre los chicos que se hayan quedado hasta el final del evento”). Esta palabra, tal como se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), posee múltiples definiciones y tiene aplicaciones en el campo artístico y en el plano matemático, así como significados específicos según el país en que se utilice.

En naciones como Nicaragua y El Salvador, por ejemplo, se identifica como reparto a las porciones de superficie que han sido fraccionadas para edificar viviendas, mientras que en suelo cubano se acepta como sinónimo de barrio residencial.

Asimismo, los expertos en Matemática nombran como reparto proporcional a una operación de distribución que pretende conseguir resultados proporcionales respecto a ciertas cantidades. En obras de teatro, películas o series de televisión, en cambio, se habla de reparto cuando se busca hacer referencia a los actores que participan del trabajo en cuestión. Cuando en ese marco en el elenco hay un nivel de importancia similar para los artistas, adquiere relevancia la idea de ‘reparto coral’.

Más allá de los usos descriptos líneas arriba, la noción de reparto también ha inspirado la denominación reservada a un tipo de coche que se utiliza para distribuir productos (“vehículos de reparto”), la expresión ‘reparto nuclear’ (concepto impulsado por la OTAN) y la idea de reparto de la riqueza (también conocido como distribución de la renta), entre otras.