Muchas empresas e instituciones le dan importancia a las denominadas relaciones públicas porque conocen los beneficios de contar con un área donde se concentren las acciones enfocadas a la comunicación con proveedores y clientes para poder fidelizarlos, ganar su confianza y mantenerlos conformes con los servicios y/o productos ofrecidos por la compañía en cuestión.
La idea de esmerarse en las relaciones públicas busca generar, conservar y potenciar una imagen institucional o corporativa positiva. Por eso las campañas se planifican y las iniciativas se abordan desde una perspectiva multidisciplinaria que incluye desde elementos propios de la Política hasta herramientas de la Psicología y estrategias de Marketing.
Según qué planes se impulsen desde el departamento de Relaciones Públicas y qué propósito se persiga, se puede hablar de relaciones públicas internas (aquellas maniobras que pretenden mantener el entusiasmo de empleados y directivos de una compañía) o de relaciones públicas externas (orientadas al público en general).
Asimismo, es posible catalogar estas acciones de acuerdo a la esfera de aplicación, ya que algunas son parte de una estrategia que complementa la política empresarial de cada firma (en este contexto, aparecen por ejemplo las campañas que apuntan a instalar la imagen de una compañía preocupada por el cuidado del medioambiente o por la realidad social), otras apuntan a causar impacto desde una táctica personalizada y concreta (para mostrar al líder de una organización como alguien exitoso y con contactos que lo vuelven importante) e incluso es posible distinguir maniobras de relaciones públicas que respaldan a las relaciones internacionales de una corporación.