A algunos, la palabra ‘rayuela’ les recuerda a un juego clásico con el que se entretenían en la infancia, mientras que a otros los lleva a pensar de inmediato en la novela de Julio Cortázar dio a conocer en junio de 1963. En suelo chileno, por otra parte, este término puede vincularse al tejo, un deporte muy antiguo que también recibe la denominación de rayuela, mientras que en Ecuador este vocablo identifica a una banda de rock alternativo.
Si hacemos foco en el tradicional pasatiempo infantil, encontraremos numerosas variantes en función del diagrama y la información incluida en cada casillero. Una rayuela básica y sencilla es la de formato rectangular dividida en seis casilleros numerados para que el jugador arroje una piedra en el primer cuadrado y vaya desplazándola con un solo pie evitando que quede en las líneas divisorias y así ir saltando de un espacio a otro.
Otra modalidad es la que comienza en el casillero “Tierra” y concluye en el “Cielo” después de atravesar en un pie casillas ordenadas del uno al nueve. La rayuela avión y la rayuela caracol son otros diseños a tener en cuenta al momento de querer divertirse con este juego que, pese al paso del tiempo, aún cautiva a muchos niños.
Cabe destacar que, si bien la más común es la rayuela marcada con tiza sobre el suelo, es posible crear rayuelas sobre tela, desarrollarlas en cartón o bien armarlas con goma eva. Con fines artísticos, además, se han elaborado rayuelas con tapitas plásticas de colores.