La quinoa, también conocida bajo la denominación de quinua, es una planta de carácter anual que pertenece a la familia de las quenopodiáceas, agrupando a varias especies de hojas tiernas y semillas aptas para el consumo humano, ya sea en revueltos, purés, ensaladas, sopas y hasta en bebidas.
Cabe destacar que las principales naciones productoras de este pseudocereal que motivó a las Naciones Unidas a declarar al 2013 como “Año Internacional de la Quinoa” son Perú y Bolivia. Más allá de sus aprovechamientos gastronómicos, hay que tener en cuenta que los tallos secos de esta planta sirven como combustible en regiones de poca vegetación, por su belleza se utiliza para decorar parques y jardines y sus semillas pueden contribuir a controlar el mal de altura en numerosos animales.
La quinoa negra, por detallar una de las variedades más consumidas a nivel mundial, posee un elevado valor nutricional por ser fuente de vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales. Además, por sus beneficios terapéuticos, se la suele recomendar para casos de depresión y trastornos de ansiedad.
La ubicación de cada quinoa, por otra parte, permite diferenciar entre quinoa de valles (producto que, a su vez, puede proceder de valles húmedos o de valles secos), quinoa de altiplano (entre las cuales hay variedades blancas que no soportan marcas térmicas muy extremas y ejemplares coloridos que se adaptan a temperaturas bajas), quinoa de salares (capaz de resistir a condiciones xerófitas rigurosas), quinoa del nivel del mar (puede encontrarse por ejemplo en territorio chileno, donde sobreviven en un marco de temperaturas regulares y condiciones húmedas) y quinoa de la selva (las menos abundantes, adaptadas a climas subtropicales).