Se conoce como sopa (palabra que tiene su origen en el vocablo germánico sŭppa) a la propuesta gastronómica generalmente líquida que se compone de caldo y diversos ingredientes sólidos, tales como pan, verduras y fideos, por mencionar algunos.
Las sopas varían entre sí por su consistencia (algunas son más líquidas y otras un poco más espesas, tipo crema), por su presentación, por sus sabores y por el modo de preparación. La denominada sopa borracha, por ejemplo, incluye trozos de pan humedecidos con vino y espolvoreados con canela y azúcar, mientras que la sopa juliana consiste en cortar en tiras diferentes verduras y cocinarlas en caldo.
En Costa Rica, además, se suele identificar como sopa negra a una preparación líquida a base de frijoles negros condimentados y acompañados por huevo. Más generales son las llamadas sopas de letras (con fideos pequeños que reproducen los caracteres del abecedario), las sopas de cabellos de ángel (un tipo de fideo) y las sopas instantáneas (polvos concentrados con distintos sabores que se diluyen en agua).
Otro detalle a tener en cuenta al pensar en una sopa tiene relación con la temperatura. No todas las sopas se consumen calientes: hay alternativas que demuestran que las sopas frías también tienen su encanto.
La sopa de calabaza, la sopa de mariscos, la sopa de cerveza, las sopas asiáticas, el sancocho, la sopa de tomate, el gazpacho, la jarria, el tarator y el pozole son parte de los platos que, en diversos rincones del mundo, enriquecen la oferta gastronómica en materia de sopas.