El dinero que se abona para tener el derecho de circular en vehículo por un determinado camino se denomina peaje, palabra que sirve también para describir a las cabinas en las cuales se realiza el pago.

De analizar las alternativas que componen el peaje vial, logramos descubrir diversas modalidades de cobro.

Hay, por ejemplo, peajes abiertos en los cuales los conductores deben pagar un cierto monto cada determinadas distancias, así como también existen los peajes cerrados que se caracterizan por registrar la entrada de cada vehículo y cobrar una tarifa a la salida del tramo en cuestión. Por otra parte, hay en ciertas ciudades un peaje definido como “urbano de congestión” que consiste en incrementar la tasa en determinados días y horarios para bajar el número de unidades que, en momentos específicos, circulan en una misma zona.

Otra opción permitida en algunos países es el llamado peaje sombra, una variante que supone la construcción y el financiamiento de una autopista por parte de una empresa comercial y el Estado cubre con impuestos de los ciudadanos las tarifas de los peajes.

Asimismo, es posible distinguir a los peajes en función de la forma elegida por los conductores de motocicletas, automóviles particulares, transportes públicos y camiones para cumplir con el pago. Hay peajes de pago anual, telepeaje (con tarjetas especiales que permiten el paso de modo automático ya que cobran de modo electrónico) y peajes de pago manual (abonados en cabinas donde el paso de cada vehículo lo habilita o interrumpe un empleado subiendo o bajando, según corresponda, una barrera).