Con mínimos conocimientos de geografía, historia, economía y política uno consigue herramientas para poder saber que en el mundo hay numerosas clases de países, cada uno con particularidades que marcan diferencias respecto al resto de las naciones.
Es posible distinguir, por detallar un caso a modo de ejemplo, a los países desarrollados (donde los habitantes, en general, gozan de una excelente calidad de vida y hay herramientas para la innovación y la tecnología al servicio de la población) frente a aquellos que están en vías de desarrollo (con economías que parten de un estado de transición y están en pleno desarrollo económico) y a los países subdesarrollados (en los cuales son nulas o muy escasas la capacidad productiva, el progreso y la riqueza).
Tampoco las superficies son las mismas para cada territorio: hay países más grandes que otros, así como también hay países con salida al mar y otros sin litoral.
La religión, en tanto, es una variable que invita a distinguir entre países musulmanes, países católicos, países hindúes, países judíos, etc, mientras que el tipo de gobierno predominante marca la existencia de países democráticos y países autocráticos.
El lenguaje, por agregar otra posibilidad, permite aludir según corresponda a países de habla francesa, países de habla inglesa, países de habla portuguesa, países de habla neerlandesa y países de habla hispana, entre otras alternativas. De analizar el continente al cual pertenezca una nación, entonces ganarán relevancia las categorías de países americanos, países africanos, países europeos, países oceánicos y países asiáticos para poder definirlos en base a su ubicación.