Así como en otra oportunidad ofrecimos datos de interés sobre modelos económicos, hoy haremos foco en las particularidades de otro tipo de modelos, en este caso vinculado a las representaciones empleadas en ciencias aplicadas y ciencias puras: el de los modelos científicos, tal como lo adelanta el título de este artículo.
Estas herramientas que ayudan a controlar y analizar información y a predecir múltiples cuestiones, de acuerdo a sus contenidos y estructuras, se pueden segmentar en diferentes categorías.
Dentro del conjunto de los modelos científicos encontramos, por ejemplo, modelos físicos basados en la copia o representación a escala de un objeto concreto (así como también hay que tener en cuenta la existencia de los modelos físicos teóricos) y modelos conceptuales que pueden centrarse en fenómenos o entidades únicas o aisladas o bien en determinadas entidades y sus vínculos con otras similares.
Al buscar más alternativas en materia de modelos científicos, ganan relevancia las opciones de modelos análogos basados en analogías evidenciadas en el comportamiento de sistemas físicos diversos que se rigen por formulaciones matemáticas iguales, de modelos matemáticos (que pueden ser numéricos, probabilísticos o deterministas según cómo se los desarrolle) y de modelos gráficos (aquellos que representan datos por lo general numéricos a través de símbolos, vectores, superficies o líneas a fin de reflejar de manera visual las relaciones existentes entre los elementos estudiados).
Por otra parte, es interesante saber que los modelos matemáticos mencionados líneas arriba se pueden clasificar según corresponda como modelos empíricos o heurísticos, además de poder definirlos en función de la clase de representación como modelos numéricos (o cuantitativos) o bien como modelos conceptuales (o cualitativos).