La palabra en inglés ‘mobbing’ se utiliza hoy en día para identificar a una realidad que, en español, se conoce como acoso laboral y que es padecida por millones de jóvenes y adultos que desempeñan una tarea a cambio de un salario.

La violencia psicológica, el maltrato verbal y la agresión física presentes en los casos de mobbing permiten establecer diversos niveles y modalidades de hostigamiento en el entorno de trabajo, un marco donde las víctimas pueden ser tanto mujeres como hombres y mujeres sin importar el cargo o función que desempeñen. Un problema personal que trasciende el vínculo laboral, celos profesionales, personalidades fuertes que se aprovechan de los más débiles y hasta cuestiones estratégicas de una compañía para deshacerse de un empleado sin pagarle indemnización son algunos disparadores del mobbing, un panorama cuyas consecuencias van desde la desmotivación del personal afectado hasta inconvenientes psicológicos graves que pueden, incluso, llevar a la muerte a las víctimas de las persecuciones o intimidaciones.

Se alude al mobbing de carácter ascendente, por señalar una posibilidad a modo de ejemplo, cuando los ataques están centrados en alguien que posee una jerarquía superior respecto a quien o quienes llevan a cabo el mobbing.

El mobbing horizontal, en tanto, se produce cuando varios empleados actúan como un bloque perjudicando a un individuo en particular que trabaja junto a ellos, no existiendo en esta situación diferencias de categorías entre víctima y victimarios.

Más allá de los cuadros descriptos líneas arriba, hay que tener en cuenta que la situación más frecuente de acoso laboral es el mobbing descendente, donde alguien de rango superior desprecia, castiga, insulta y humilla a un subordinado.