A lo largo de nuestra vida oímos y pronunciamos la palabra “cuadro” en numerosas ocasiones. ¿En qué contextos? ¿Con qué fines? En los párrafos siguientes, las respuestas a estos y otros interrogantes a través de un repaso por la teoría y la descripción de múltiples clases de cuadros.
De hacer foco en una obra artística, por ejemplo, hablamos de cuadro frente a una lámina pintada o trabajada artesanalmente que ha sido enmarcada para ser exhibida. El arte escénico, por su parte, nos permite apelar a este término para distinguir cada uno de los segmentos en los cuales se divide una obra teatral.
Quienes se dedican a cuestiones de Imprenta, por su parte, designan cuadro a una plancha o tabla que permite prensar un pliego a fin de que reciba la tinta ubicada en la superficie del molde. Los militares, por su parte, entienden por cuadro a un tipo de formación o disposición de la infantería.
Más allá de estas segmentaciones, es posible reconocer a los cuadros clínicos (expresión propia del área de la Medicina), a los cuadros de distribución (tableros que permiten controlar instalaciones eléctricas), a los cuadros flamencos (propuestas artísticas basadas en coreografías y música de estilo flamenco), a los cuadros sinópticos (gráfico con llaves donde se vuelca de manera clara y simple mucha información para facilitar el aprendizaje y aclarar ideas), a los cuadros vivos (representaciones armadas con seres vivos, que se mantienen inmóviles durante el acto) y a los cuadros de costumbres (tal como se conoce al subgénero abarcado por el costumbrismo).