El pez koi, una variedad colorida y doméstica de la carpa común, es para la comunidad japonesa un símbolo de buena suerte.

Estos animales que suelen criarse en estanques ornamentales especialmente diseñados con una arquitectura determinada en el marco de un jardín o parque surgieron en Asia oriental pero, al día de hoy, se los puede hallar en diferentes rincones del mundo.

Al recopilar datos sobre estas criaturas descubrimos la existencia de numerosas clases de peces koi, una familia que se diversifica a partir del taisho sanshoku (que combina tonos blancos, anaranjados y negros), del tancho (con un único punto rojo en la zona de la cabeza), del hi utsuri (ejemplar poco común, embellecido con franjas negras sobre un fondo rojo) y del ogon (de tonalidad metálica, su nombre significa ‘oro’). Además de ellos, aparecen dentro del fantástico grupo de los koi el kumonryu (negro y blanco), el yamato nishiki (si carece de escamas recibe el nombre de heisei nishiki), el kin showa (surgido de la combinación del showa y el koi platinum) y el hariwake (de fondo plateado, si el patrón es amarillento se lo conoce como doitsu limón hariwake y si no posee escamas, kikusui), por agregar otras variedades a modo de referencia.

Por otra parte, es interesante destacar también que en Japón se creó un juego de naipes bautizado como Koi koi que desafía a dos personas, mediante el uso de la baraja hanafuda, a competir entre sí para acumular la mayor cantidad de puntos posible en una partida de doce rondas.