Según los conocimientos que tengamos y el marco de nuestro diálogo, podremos utilizar el concepto de carpa para hacer referencia a distintas cuestiones. En ciertos ámbitos tendremos la posibilidad de identificar a un pez y en otros lo aprovecharemos para aludir a un racimo de uvas, así como también usaremos la idea para describir una tienda de campaña.
En relación a los seres vivos que viven en el agua, es posible identificar a la carpa dorada (pequeño pez descendiente del carpín), la carpa europea o común (especie de agua dulce que, en ciertos países, es parte de la tradición gastronómica navideña y muy valorada por los pescadores), la carpa forrajera (nativa de Siberia y China, también conocida como carpa herbívora) y la carpa gigante (criaturas que habitan ríos de México y del territorio estadounidense), por indicar algunas alternativas a modo orientativo.
Su interpretación vinculada a los productos que permiten resguardarse del sol, salir de campamento o tener una protección a modo de techo cubierto que sea fácil de instalar y desinstalar, en cambio, le da relevancia a las carpas-iglú (formato sugerido para zonas de media y alta montaña, según sean de 3 o 4 estaciones, es decir, para soportar qué condiciones climáticas y en qué época del año), a las carpas tipo canadiense (el modelo más convencional y antiguo, con diseño de techo a dos aguas) y a las carpas estructurales (para estadías prolongadas o el paso de mucha gente por su interior).
En zonas costeras, además, existen las carpas de playa, con maderas y lonas que distribuyen los balnearios para comodidad de quienes desean estar cerca del mar sin tener la obligación de llevar sus propias sombrillas, lonas, sillas o carpas.