Los bosques de eucalipto localizados en territorio australiano son el hábitat del koala, una especie del reino animal que por su apariencia recuerda a un oso de pequeñas dimensiones.
Este mamífero marsupial es herbívoro, vive en árboles, dedica muchas horas al descanso y es de hábitos nocturnos. Tanta ternura y fascinación despierta a nivel mundial que mucha gente visita parques y zoológicos para poder contemplar de cerca a una familia de koalas, aunque hay que tener presente que siempre se debe priorizar la libertad de los animales y no condenarlos a vivir en cautiverio.
Según se advierte al buscar información sobre este animal, a lo largo de la historia hubo muchas familias de koalas, algunas de las cuales lamentablemente se han extinguido. Así ha ocurrido por ejemplo con el koala gigante, que residió en suelo australiano en tiempos del Pleistoceno.
En 2012, en tanto, las autoridades de Australia resolvieron incluir al koala en el listado de especies amenazadas para poder proteger a estas criaturas afectadas por la pérdida de su hábitat natural, pero un año después se detectó otro problema causante del descenso significativo en el número de koalas: la clamidia, una enfermedad que les suele causar desde esterilidad y ceguera hasta la muerte. Esta patología se ha detectado, por citar un caso puntual, en un ejemplar de koala blanco que fue intervenido quirúrgicamente y tratado con antibióticos antes de devolverlo a su hábitat natural.
Asimismo, hay koalas albinos, que se reconocen y se diferencian de los blancos por el color de su nariz: si es rosada, entonces se trata de un ejemplar albino.