El concepto de herraje tiene muchas acepciones. Por un lado, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), refiere al conjunto de elementos de acero o hierro que sirven para asegurar y fortalecer productos como muebles, ventanas o puertas; por otro, alude a las herraduras que se le colocan a ciertos animales y se aseguran valiéndose de clavos. En el ámbito rural, asimismo, hay quienes aprovechan este término de manera coloquial para describir las dentaduras del ganado de tipo vacuno.

En la práctica se pueden conseguir y elegir diversas clases de herrajes de acuerdo al presupuesto de cada persona y la utilidad que le dará a este accesorio. Existen los herrajes para toda clase de puertas y portones, herrajes para sillones, herrajes para armar joyas, herrajes para mamparas, herrajes para escaleras, herrajes para ventiladores de techo, herrajes para camas, herrajes náuticos, herrajes de caballos, herrajes para parrillas, herrajes para muebles de cocina y herrajes para toldos, por señalar algunas posibilidades a modo de referencia.

El diseño, el material empleado, la tecnología aplicada y el lugar y año de fabricación de cada uno de ellos permite, a su vez, distinguir entre herrajes antiguos, herrajes modernos, herrajes artísticos, herrajes de bronce, herrajes de acrílico, herrajes de acero inoxidable, herrajes eléctricos, herrajes galvanizados, herrajes industriales y herrajes importados, por agregar otras alternativas.

Como se advierte al repasar la información de los párrafos anteriores, es posible desarrollar y conseguir herrajes para una amplia variedad de actividades frecuentes y de elementos de uso cotidiano.