El concepto de firewall (traducido al español como cortafuegos) está muy presente en el vocabulario propio de un experto en Informática. El término refiere a un dispositivo (o varios de ellos) que pueden implementarse a nivel tanto de software como de hardware para imposibilitar accesos no autorizados a una red o sistema y, a la vez, dejar que se concreten comunicaciones permitidas.
Al buscar las opciones disponibles en materia de firewall se advierte que esta palabra también se ha aprovechado para dar nombre a una película estadounidense que tuvo como director a Richard Loncraine pero, en esta ocasión, centraremos la información en las clasificaciones e interpretaciones informáticas de la noción.
Así como hay firewalls de capa de aplicación que permiten adaptar los filtrados a rasgos propios de los protocolos del séptimo nivel de aplicación del modelo OSI, es posible hallar firewalls de filtrado de paquetes o de capa de red que funcionan como filtros de paquetes IP a nivel de red.
Los cortafuegos personales son otra opción. En este caso, sirven para filtrar comunicaciones dentro de una red donde funciona un ordenador de uso personal. También hay circuitos a nivel de pasarela que brindan la posibilidad de establecer sesiones desde un área de mayor seguridad hacia una zona menos segura.
Los cortafuegos, además, pueden configurarse a partir de una política permisiva (por lo general, utilizada en centros de investigación, entidades educativas y servicios públicos de Internet) o de una política restrictiva (propia de organismos gubernamentales y entes corporativos para maximizar las precauciones en cuestiones de seguridad).