La ceguera es un problema que se caracteriza por la incapacidad de ver. La imposibilidad de hacer uso del sentido de la vista puede ser parcial o completa y generarse por múltiples factores.
Con fines informativos y de orientación general, a continuación describiremos causas y variantes de ceguera.
En primer lugar hay que destacar que se habla de ceguera total cuando la persona o animal no detecta ni siquiera un resplandor, mientras que los casos donde la visión es mínima se describen como de ceguera parcial.
La ceguera puede traerse desde el momento del nacimiento a raíz de trastornos de origen genético o bien padecerla en distintos momentos de la vida como consecuencia de un accidente o una enfermedad. Al respecto, es interesante señalar también que se pueden distinguir cegueras temporales (o fugaces, un cuadro revertible) y cegueras permanentes.
La ceguera cortical, por otra parte, es aquella que se desencadena por un daño en el lóbulo occipital que afecta a las áreas visuales primarias pero que no afecta a los órganos de la vista. La ceguera nocturna, por su parte, es un síntoma asociado a diferentes patologías oculares que se traduce como la dificultad para adaptarse a la oscuridad y la imposibilidad de ver bien en condiciones de escasa iluminación.
Completamente distinto es el caso de la ceguera profesional, ya que esta expresión no alude a un problema ocular sino a una postura de alguien que no es capaz de cambiar a nivel laboral y “no quiere ver” ni acepta sugerencias o puntos de vista.