Si uno desea saber qué y cómo es la meteorización necesita hacer foco en el ámbito de la Geología, ya que en esta ciencia se utiliza esta palabra para hacer alusión al proceso de degradación o fragmentación, ya sea de modo parcial o completo, de minerales y rocas que están en contacto con la biósfera, la hidrósfera o la atmósfera. En este marco se desintegran las piedras existentes pero surgen, al mismo tiempo, materiales que permiten la formación de nuevas rocas y superficies.
Este fenómeno, tal como se desprende de la teoría, puede segmentarse en varias categorías de acuerdo a cómo se produzca y qué efectos genere, pero las variantes más comunes son dos: la llamada meteorización física y la meteorización química. En ocasiones, también se reconoce como una tercera posibilidad a la meteorización biológica.
Según indican los expertos en el tema, las condiciones del ambiente en materia de temperatura, agua y otras cuestiones causan una meteorización de carácter físico, la cual provoca fracturas en el material rocoso pero la modifica a nivel superficial, es decir, sin influir en su composición mineralógica o química.
La meteorización química, en cambio, sí altera químicamente las piezas y produce en ellas una pérdida de cohesión a raíz de una serie de procesos atmosféricos y la intervención de múltiples agentes naturales. La meteorización biológica (también definida como meteorización externa), en tanto, tiene lugar cuando ciertos seres vivos transforman las estructuras rocosas como consecuencia del crecimiento de raíces entre grietas, el desarrollo de nidos, la secreción de sustancias y otros fenómenos.