Una de las delicias que nos endulzan la vida pero que debemos consumir de manera controlada para no sufrir consecuencias indeseadas, independientemente de la edad que uno tenga, son las golosinas. Estos productos que se caracterizan por tener azúcar, saborizantes, colores, formas, texturas y tamaños diversos se consiguen en kioscos y supermercados tanto de manera minorista como mayorista (o en tiendas especializadas en vender golosinas sueltas) pero también pueden elaborarse de manera artesanal en el propio hogar.

Para celebraciones importantes como cumpleaños, graduaciones, aniversarios, nacimientos y bodas, por ejemplo, se pueden repartir entre los invitados golosinas personalizadas con algún detalle que aluda a la persona agasajada. Las golosinas temáticas (con formas de animales, apariencias de personajes, con símbolos vinculados a los deportes, etc) también adquieren protagonismo en este marco.

A la hora de elegir qué convidar o disfrutar, es posible optar entre golosinas blandas y golosinas duras o entre golosinas ácidas, golosinas saladas y golosinas dulces, así como también entre golosinas con o sin relleno. Al respecto, resulta interesante mencionar que hay caramelos masticables y gomas de mascar, bombones o bocaditos, alfajores, chocolatines, pastillas y confites, entre muchas otras alternativas creadas para satisfacer las exigencias de toda clase de consumidor.

Otro dato que no se puede dejar de tener presente es que no todas las golosinas atentan contra la salud de quienes las ingieren: las barras de cereal, los copos inflados, las figuras de gelatina y los dulces caseros con ingredientes especialmente seleccionados pueden incluirse en el grupo de las golosinas saludables.