Los medicamentos son productos que los profesionales de la salud le prescriben a sus pacientes, por tiempo limitado y en dosis específicas, para prevenir, tratar o combatir determinadas patologías. La variedad al respecto es muy amplia, por eso es interesante hacer foco en este tema a fin de aprender y tener presente que cada una de estas sustancias es diferente a las demás, tanto en su composición y efecto como en sus formas de administración.

En primer lugar, hay que saber que existen medicamentos naturales y otros que tienen un origen sintético. Asimismo, es posible encontrar medicamentos de venta libre (los cuales no requieren una receta firmada por el médico para ser adquiridos) y medicamentos recetados (para adquirirlos hay que presentar orden o prescripción médica).

Por otra parte, al investigar la mercadería de las farmacias uno llega a diferenciar a los medicamentos genéricos y a los medicamentos con patente (con marca identificatoria).

El modo de administrar los remedios, asimismo, da lugar a las categorías de medicamentos de administración oral (que, a su vez, pueden ser medicamentos sólidos o de presentación líquida, adquiriendo por ejemplo la forma de comprimidos o cápsulas, gotas, jarabes, etc), medicamentos administrados por vía parenteral (inyectados según corresponda por vía intramuscular, subcutánea, intravenosa o intraarterial), medicamentos de administración rectal (tal el caso de los supositorios), medicamentos administrados por vía inhalada y medicamentos de aplicación tópica.

Otro dato que no se puede pasar por alto es el relacionado al uso de cada medicamento: hay fármacos que se desarrollan exclusivamente para patologías relacionadas a los seres humanos y medicamentos de uso veterinario, es decir, para ser administrados en animales en base al problema que presenten.