El concepto de conector, a grandes rasgos, se emplea como adjetivo para describir a todo elemento que hace posible una conexión. De buscar una interpretación más específica, entonces tendremos que aprender cuestiones lingüísticas ya que, en ese marco, un conector es una palabra que permite unir y vincular fragmentos dentro de un texto o combinar diferentes oraciones. Asimismo, hay que tener presente que se pueden encontrar aplicaciones de este vocablo en el campo de la Informática y en el área de la electricidad: al respecto, es posible mencionar como ejemplos a los conectores USB (aprovechado en ordenadores, dispositivos electrónicos y periféricos) y a los conectores eléctricos, piezas compuestas por una base y un enchufe para unificar un circuito.
En materia lingüística es posible distinguir alternativas como los conectores copulativos o aditivos (que permiten agregar datos), los conectores disyuntivos (plantean opciones), los conectores causales (brindan la posibilidad de señalar la causa de una cierta acción o hecho), los conectores temporales (marcan un instante dentro de un periodo, que puede a su vez clasificarse como conector de anterioridad, conector de simultaneidad y conector de posterioridad), los conectores concesivos (dan lugar a una oposición u obstáculo que no llega a impedir que se concrete la acción), los conectores locativos (aluden a lugares), los conectores de secuencia o repetitivos (marcan la continuidad de las ideas) y los conectores de precisión (aportan claridad y exactitud), entre otros.
En el caso de los llamados conectores lógicos, por otra parte, se destaca la función de unidad y vínculo entre un par de sentencias, premisas o fórmulas bien planteadas. Hay, en este contexto, conectores binarios (o diádicos) y conectores monádicos.