En la vida cotidiana solemos mencionar el concepto de yeso para hacer referencia a distintas cuestiones, pero no siempre sabemos reconocer las diferencias existentes entre todas las clases de yeso que conocemos. Por esa razón, hoy tomaremos la teoría como punto de partida y presentaremos información relevante para aprender más sobre este material y sus variantes.
En primer lugar, hay que decir que este vocablo tiene su origen en un término latino (gypsum) que, a su vez, deriva de una palabra griega. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), yeso es tanto el nombre común que recibe el sulfato de calcio hidratado como las creaciones artísticas (esculturas) vaciadas en este material que también es útil en la construcción en general y en el campo de la odontología (para la elaboración de moldes y prótesis dentales).
Claro que, a lo largo del tiempo, esta noción tuvo un alcance mayor y comenzó a emplearse para nombrar a una isla japonesa y a una especie de vendaje duro que recubre una determinada parte del cuerpo con el propósito de inmovilizarla tras una intervención quirúrgica o en caso de fracturas.
Mientras que el mineral se identifica como yeso natural, una vez trabajada esta materia prima se diversifican las opciones y aparecen variedades como yeso natural pulverizado, los yesos artesanales (que se dividen, a su vez, por colores en base a su apariencia, de ahí que se ofrezcan yesos rojos, blancos y negros), el yeso industrial fino o grueso y el yeso combinado con otros materiales.