La idea de urgencia se suele asociar en primer lugar a la Medicina. Las urgencias médicas suceden cuando un paciente requiere atención inmediata por parte de un profesional de la salud, quien debe tratar de estabilizarlo y brindarle los primeros cuidados para salvarle la vida. Según el problema presentado y las prácticas que se necesitan en cada ocasión, se reconocen las urgencias odontológicas, las urgencias dermatológicas, urgencias ginecológicas, urgencias neurológicas, urgencias traumatológicas, etc.

Sin embargo, al investigar en profundidad los alcances de este vocablo podemos establecer que hay muchas expresiones donde se emplea el concepto para marcar el perfil urgente de algo.

Existen, por ejemplo, los decretos de urgencia (ley que se promulga de modo apresurado para hacer frente a una situación lo más rápido posible), los anticonceptivos de urgencia (o emergencia, un método aconsejado para prevenir un embarazo tras tener un encuentro sexual sin protección), las urgencias eléctricas (ante un desperfecto que pone en peligro a los usuarios, la compañía eléctrica recibe el alerta y se pone en marcha un operativo para determinar y solucionar el problema), las urgencias fisiológicas (necesidad de orinar o defecar de manera inmediata) y hasta una serie televisiva de mediados de los ’90 que, en algunos países, se tituló “Urgencias” y, en otros, se dio a conocer con el nombre de “ER Emergencias”.

También en los correos u oficinas postales se hace alusión a los servicios de urgencia, ya que existe la opción de enviar cartas de manera urgente para que lleguen al destinatario en el menor tiempo posible.