Al teñir cualquier elemento, uno genera una tinción. En los laboratorios, esta técnica se aprovecha para mejorar la imagen analizada desde un microscopio.

Si el método se aplica sobre tejidos vivos, dicen los expertos, se define como tinción in vivo o tinción supravital, mientras que al trabajar con células que ya no están en su ubicación biológica original se hace referencia a las tinciones in vitro.

De necesitarse más claridad, se puede reforzar la tinción principal (que puede consistir en dejar la muestra en una solución con coloante) con una contratinción.

Es posible reconocer, en este marco, dos posibilidades: las tinciones directas (donde el material a analizar no se trata de modo previo) y las tinciones indirectas (donde sí son tratadas previamente). Asimismo, cuando se trabaja con bacterias es común que se haga uso de la tinción negativa, un procedimiento de contraste que no genera la destrucción de los microorganismos. En este último caso puede utilizarse tinta china o sustancias con número atómico alto.

Más allá de las categorías citadas líneas arriba, resulta interesante mencionar además la existencia de las tinciones diferenciales, entre las que aparece como alternativa la denominada Tinción de Gram (aplicada frente a la necesidad de observar detalladamente bacterias).

Al buscar información sobre las variedades de tinciones y sus múltiples aplicaciones también adquiere relevancia la tinción argéntica, una posibilidad tenida en cuenta tanto en Medicina como en actividades artísticas que supone el uso de plata con el fin de alterar de manera selectiva la apariencia o tonalidad de una pieza.