Cuando alguien, en el marco de una conversación o al escribir un determinado texto, cita el concepto de tierra no siempre intenta hacer referencia al planeta que habitan los seres humanos junto a otras especies.
En ocasiones, uno puede hablar de tierra para describir a esas partículas que ensucian adornos y suelos al ser arrastradas por el viento y acumularse en un determinado lugar cuando no hay un proceso diario de limpieza. Asimismo, tiene la posibilidad de hacer mención a la superficie de suelo que está apta para ser cultivada y a nombrar con ese término al país o localidad donde ha nacido alguien.
Por otra parte, existen numerosas películas, producciones televisivas, canciones y libros que incluyen en su título a este vocablo.
Como se puede apreciar, son varios los usos que se le pueden dar a este término, pero todavía hay más. Para identificar de modo preciso a la tierra que uno desea describir, se puede apelar a expresiones como tierra arable (una frase que toma en consideración cuestiones agrícolas y vinculadas a la geografía); tierra de color (para describir a los pigmentos de origen mineral que se emplean para pintar); tierras raras (elementos de la tabla periódica que poseen una misma ubicación) y tierra abertal (aquella donde las grietas aparecen con facilidad).
Además de las mencionadas, existen la llamada tierra batida, la tierra bolar, la tierra caliente, la tierra campa, la tierra de brezo, la tierra de batán, la tierra de miga, la tierra de nadie, la tierra de promisión y la tierra de sembradura, entre muchas otras.