Los expertos en Ingeniería Civil definen como terraplén a los macizos de tierra que se destinan a rellenar huecos o elevar el nivel de un terreno a fin de poder realizar allí un camino, una obra de defensa o un proyecto de construcción similar.
Quienes se especializan en Arqueología, por su parte, emplean este término para describir a una acción centrada en el movimiento de tierras que el ser humano lleva a cabo con el propósito de generar desniveles en el suelo.
Si hacemos foco en la construcción de carreteras, por describir una posibilidad común, vamos a poder distinguir en función de las particularidades de cada superficie a terraplenes de áreas planas (cuyas alturas no son significativas pero su extensión puede abarcar varios kilómetros), terraplenes propios de espacios escarpados y montañosos (de gran altura pero de escasa longitud, a diferencia de los mencionados en primer lugar) y terraplenes con detalles que combinan rasgos propios de la zona montañosa y de superficies onduladas. Si los suelos son blandos, por agregar precisiones sobre el tema, es necesario trabajar sobre terraplenes reforzados.
Según se deduce de la práctica, a la hora de impulsar cada proyecto es fundamental conocer y analizar las condiciones del suelo porque no es lo mismo construir un terraplén de gran altura o un terraplén sobre una ladera que un terraplén en suelos de mucha humedad. También es importante diferenciar el uso, ya que existen los terraplenes viales, los terraplenes flotantes y los terraplenes para puentes, por indicar algunos ejemplos que sirven como referencia.