El concepto de teorema, de acuerdo a la teoría, identifica a las proposiciones que pueden ser demostradas con lógica a partir de postulados, axiomas o cualquier otra proposición que ya haya sido demostrada.
Cuando se comparan dos proposiciones y se llevan a cabo modificaciones sobre ellas, adquiere relevancia la categoría de teoremas intervinculados. Quienes se especializan en Matemática suelen distinguir entre teoremas directos, teoremas recíprocos, teoremas inversos y teoremas contrarrecríprocos, en función de las particularidades de cada fórmula.
Al buscar referencias que inviten a saber más sobre el tema, salen a la luz numerosas clasificaciones y grupos. Así descubrimos, por ejemplo, que el teorema maestro sirve en el análisis de algoritmos para solucionar sin complicaciones ecuaciones de recurrencia, más allá de poder reconocer a teoremas vinculados a la trigonometría, a aquellos que se emplean en el campo de la estadística, a los teoremas de topología tanto geométrica como simpléctica, etc.
Si nos centramos en la teoría de la información, en tanto, gana protagonismo el teorema de Shannon-Hartley, mientras que la complejidad computacional se nutre de teoremas como el de la jerarquía temporal, del aumento de velocidad y el teorema de Cook.
Los teoremas de economía (como el teorema de Stolper-Samuelson, el teorema de Modigliani-Miller y el teorema de la telaraña, por detallar algunos a modo orientativo) y los teoremas de física (conjunto que agrupa a teoremas como el de Bloch, el de Noether y el teorema de equipartición, por ejemplo) son otras categorías que permiten apreciar el amplio y diverso alcance de los teoremas.