El concepto de taquicardia, un término muy utilizado en el campo de la Biología y las disciplinas vinculadas a la salud, se origina en dos vocablos griegos que, traducidos al español, significan veloz y corazón. A partir de este dato, podemos definir a la taquicardia como el cuadro que se caracteriza por un registro anormal del ritmo de las contracciones del corazón debido a su excesiva frecuencia.

Como hay muchas razones para que alguien sufra taquicardia (desde enfermedades hasta situaciones de estrés) es necesario informarse, consultar al médico y hacerse chequeos para poder saber qué tipo de taquicardia se padece, por qué surge y cómo se debe actuar frente a ella.

Si bien se hace necesario dominar el vocabulario médico para poder comprender de manera absoluta cada clase de taquicardia, es posible armarse una idea general de las variedades con una simple enumeración.

Así, entonces, no será complicado recordar que mientras hay personas que pueden llegar a presentar una taquicardia ventricular sostenida (que puede, o no, vincularse a una cardiopatía subyacentes, ser monomorfa o bien catalogarse como poliforma según cada caso), hay pacientes que padecen una taquicardia supraventricular. Tras los exámenes de rigor, el profesional podrá determinar el origen de este cuadro y señalar el tratamiento a seguir. Entre las posibilidades, aparecen la raíz sinoauricular (que da lugar a una taquicardia sinusal, a una taquicardia sinusal inapropiada y a una taquicardia del nodo sinusal), la raíz auricular (taquicardia auricular unifocal o multifocal) y la raíz auriculoventricular (taquicardia ectópica, taquicardia de reentrada AV y taquicardia de reentrada del nódulo AV).