Cuando un héroe tiene superpoderes, es decir, consigue capacidades o poderes extraordinarios que supera a los que puede poseer un héroe común, entonces comienza a ser señalado como un superhéroe.
Estos personajes que suelen aparecer en historias de ficción tienen orígenes, particularidades, alcances, presentaciones y habilidades interesantes de conocer porque son rasgos que permiten distinguirlos entre sí.
Hay, por mencionar un caso concreto, superhéroes de naturaleza no humana (como las deidades mitológicas, los fantasmas, los robots, los extraterrestres, etc) y otros que surgen de modo natural, tal como sucede con los seres mutantes. Asimismo, hay superhéroes que son consecuencia de una experimentación científica y entonces nacen en un laboratorio, como resultado de un experimento.
De analizar a estas criaturas en base a lo que son capaces de hacer, entonces encontraremos superhéroes con superpoderes como el de la telequinesis, la capacidad de volar, la fortaleza sobrehumana o la telepatía; con poderes de carácter místico que les permite concretar acciones atípicas; con una destreza descomunal en materia física o superhéroes dotados con una inteligencia grandiosa.
Más allá de estas categorías y clasificaciones, es posible diferenciarlos como superhéroes animados, superhéroes antiguos (en este marco, también se puede segmentar en base a décadas y hacer mención entonces a superhéroes de la década del 80, superhéroes de la década del 90, etc), superhéroes actuales, superhéroes masculinos y femeninos, superhéroes que se vuelven invisibles, superhéroes que se teletransportan, superhéroes que vuelan (como el popular Superman), superhéroes con máscaras o antifaces y superhéroes que lanzan rayos, por indicar otros modos de catalogarlos.