Para ayudarlos a entender en qué consiste un sufijo, en primer lugar les ofreceremos información teórica sobre esta noción y su interpretación gramatical.

Se trata, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), de una palabra derivada del vocablo en latín suffixus que da nombre al grupo de afijos o morfemas que se añaden tras la raíz, el lexema o el tema de un término.

Al investigar las aplicaciones de esta idea y cómo se la aprovecha en la práctica, adquieren relevancia varias categorías que demuestran la diversidad de sufijos que existen a nivel mundial.

Los sufijos japoneses, por citar un caso puntual, comenzaron a despertar interés global a partir del furor internacional por el anime. Se trata de palabras que se agregan a los nombres o apellidos a modo de denominación o título honorífico.

En español, por otra parte, hay varios tipos de sufijos, entre los que aparecen los sufijos apreciativos. Estos, a su vez, se pueden segmentar de acuerdo a sus características en diminutivos, aumentativos y despectivos. Los expertos en cuestiones lingüísticas señalan también el uso de sufijos verbalizantes (como sucede al modificar verbos para lograr ideas como chatear, glorificar, matear, chismosear), sufijos nominalizantes (grupo que incluye alternativas como el agregado de –anza, -sión, -ismo, etc), sufijos adjetivizantes (da lugar a palabras como sonriente, querible, plomizo) y sufijos adverbializantes.

Otro modo de catalogar a los sufijos es por su origen. Así, entonces, se suelen marcar diferencias entre los sufijos en español de procedencia griega, sufijos de origen germánico, sufijos de origen latino, sufijos originados en el náhuatl, sufijos de origen árabe, etc.