Entre todos los servicios que los seres humanos tenemos a disposición, sin importar en qué lugar del mundo nos encontremos, aparecen los denominados servicios públicos.
Estas prestaciones, según se deduce de la realidad, están bajo responsabilidad estatal, aunque cada Estado puede optar por privatizar parte o la totalidad de los servicios públicos, así como desarrollar una estrategia de subsidios de montos variables.
Existen, como sabrán muchos de ustedes, múltiples alternativas contempladas dentro del conjunto de los servicios públicos. La extensión de cloacas y el suministro de agua potable, el servicio de correo, la electricidad, el gas y el rubro de la telefonía son parte de las prestaciones que, a lo largo de la Historia, han sido (y varias de ellas aún lo son) parte de los servicios públicos.
A la hora de analizar estas asistencias y sus particularidades, es posible distinguir diferentes categorías en función del origen, el nivel de necesidad, el desarrollo, el modo de aplicación y otros criterios similares.
Así, entonces, se puede hablar de servicios públicos de carácter obligatorio y de servicios públicos optativos; de servicios públicos esenciales y de otros que no lo son; de servicios públicos nacionales, municipales, distritales, etc.; de servicios públicos permanentes y servicios públicos temporales; de servicios públicos comerciales, servicios públicos industriales y de servicios públicos administrativos. Además, tal como establecen reglamentaciones y normativas al respecto, existe la opción de segmentarlos todavía más para diferenciarlos como servicios públicos domiciliarios, servicios públicos relacionados a la seguridad social, servicios públicos en materia de transporte, servicios públicos del plano de las telecomunicaciones, servicios públicos de salud y servicios públicos de educación.