Los semiconductores, dicen quienes se especializan en cuestiones vinculadas a la electricidad, son elementos aislantes que, al añadirles ciertas impurezas, se convierten en conductores.
Al analizar las características de esta clase de sustancias podemos reconocer una gran variedad de opciones. Uno de los grupos más grandes es el de los llamados semiconductores intrínsecos basados en cristales de germanio o de silicio que conforman, a través de enlaces covalentes entre sus átomos, una estructura de carácter tetraédrico parecida a la del carbono.
Al agregarles una pequeña cantidad de impurezas a los semiconductores intrínsecos surgen los denominados semiconductores extrínsecos. Hay, en este marco, semiconductores tipo N (los cuales se logran agregando un tipo especial de átomos negativos que permiten incrementar la cantidad de portadores de carga libres) y semiconductores tipo P (incorporando átomos huecos o positivos para hacer crecer el número de portadores de carga libres).
Es importante tener en cuenta además que, al fabricar circuitos integrados, una de las familias lógicas que cobra protagonismo es la del semiconductor complementario de óxido metálico.
Otra información interesante a considerar es la existencia de los semiconductores orgánicos (ya sean polímeros u oligómeros) que presentan a los compuestos orgánicos bajo las apariencias de polímeros o cristales exhibiendo propiedades semejantes a las que poseen los semiconductores de naturaleza inorgánica.
Cuando buscamos más alternativas que demuestren la diversidad existente en materia de semiconductores descubrimos asimismo a los semiconductores binarios, a los semiconductores cristalinos, a los semiconductores de banda prohibida, a los semiconductores naturales y a los semiconductores de brecha energética directa, por ejemplo.