En idioma español, el concepto de rollo tiene múltiples usos y significados. Prueba de ello es que, mientras en un entorno cotidiano y casero se suele hablar de rollos de papel higiénico y de rollos de cocina, en otros ámbitos se suele hacer referencia a rollos de cámaras de fotos, a rollos de película o a rollos de tela, por citar algunos ejemplos.

De buscar información sobre sus acepciones en un diccionario, se podrá saber que este término deriva del vocablo en latín rotŭlus. Se lo puede definir como un fragmento de algo que se presenta de manera enrollada; un material dispuesto en formato cilíndrico que puede rodar; un cilindro confeccionado con materiales duros como el metal, la piedra o la madera que los chocolateros y pasteleros emplean para labrar; una lámina o papiro que, en la era antigua, se utilizaba para escribir o armar libros manuscritos que se conservaban enrollados y como una columna elaborada en piedra que, en la Antigüedad, daba cuenta de la categoría administrativa de un sitio.

Como se puede advertir, se trata de una palabra de gran alcance que se adapta al contexto en el cual se la menciona. Incluso, en un lenguaje informal se suele aprovechar la idea para describir a las adiposidades localizadas en distintas áreas del cuerpo humano (“Voy a realizarme una cirugía estética para eliminar los rollos de la panza”) o como sinónimo de problema (“Esa chica no se hace rollo por nada: no le da importancia a las críticas, hace su vida sin importar qué diga el resto”).